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Ahora muchos no se acordarán, pero el primer tren de alta velocidad que pactó Eduardo Zaplana con el Gobierno de José María Aznar y el ministro de Fomento, Rafael Arias Salgado, repetía el rodeo por Albacete para llegar a Valencia y satisfacer así a la capital alicantina. En aquella época, sólo personas como el presidente de Pro-AVE, Federico Félix, el entonces director del Instituto de Robótica, Gregorio Martín, o el ingeniero Claudio Gómez Perretta se atrevieron a alzar la voz y reivindicar el trayecto directo a Valencia por Cuenca en el que ayer, más de una década después del primer estudio informativo, se viajó en pruebas. Uno de estos protagonistas, el empresario y presidente de Pro-AVE, Federico Félix, logró ayer el reconocimiento público y explicito del ministro de Fomento y de la alcaldesa de Valencia (con quien chocó las palmas en señal de victoria) en sus parlamentos.

Félix, que fue invitado al viaje de ayer, se mostró «muy satisfecho» tras cubrir el trayecto «que discurre junto a la A-3, por la que tantos hemos sufrido también los valencianos». Pero a partir de ahora, «ya hemos acabado de padecer. Estoy absolutamente convencido de que el AVE aportará más que el resto de las infraestructuras juntas de la Comunitat Valenciana». ¿Y qué pensaba el empresario cuando recorría los 98 kilómetros entre Cuenca y Valencia? «En los 1.500 empresarios que formaron Pro-AVE y que nos unimos para reclamar lo que hoy es una realidad, pese a que la unión no es fácil en esta comunidad. Me he acordado de Vicente Sala, Rafael Benavent, de José Lladró, de Alfredo Quesada y tantos otros que estuvieron codo a codo para conseguir que el AVE viniera a Valencia por Cuenca. Costó mucho y tuvimos que visitar hasta el Rey, pero al final se ha conseguido».