La plaga de conejos que desde hace años ataca a los cultivos de Bétera, inmune hasta ahora a las batidas de los cazadores y a las iniciativas desarrolladas en este municipio, ha encontrado un nuevo aliado en una de las múltiples especies exóticas de cactus que jalonan los barrancos de la población y en especial el cauce del Carraixet.

Técnicos de la Confederación Hidrográfica del Júcar y de la empresa Tragsa, con quien el organismo de cuenca mantiene un contrato para la limpieza de cauces, han comprobado la aparición de una nueva "simbiosis" entre el conejo (Oryctolagus cuniculus ) y las praderas del cactus de Arizona (Opuntia tunicata) que se están extendiendo, hasta ahora imparables, por el cauce del Carraixet.

La Opuntia, conocida también como "los alfileres de Eva" tiene una gran capacidad de reproducción, carece de depredadores y está armada con una de las espinas más resistentes y agresivas del género cactus. En el Carraixet, donde la Opun tia ha llegado en restos de poda y jardinería vertidos junto al cauce y procedentes de los chalés de la zona, el cactus se está extendiendo formando praderas que superan en ocasiones los 20 metros cuadrados y que son, literalmente, infranqueables para cualquier animal.

El conejo ha "aprendido" a valorar las cualidades del cactus de Arizona y está excavando sus madrigueras debajo de esta especie invasora. Fuentes de la Conselleria de Medio Ambiente, donde existe un departamento para combatir las especies invasoras, aseguran que conocen el caso del Carraixet, pero creen que no puede generalizarse, al menos de momento.

Según los expertos, la peligrosidad de esta planta radica en la competencia que ejerce sobre la vegetación autóctona y la capacidad para formar un manto que contribuye a esquilmar el suelo. Por otra parte, es extremadamente agresiva con la fauna, con espinas cuya capacidad para clavarse es superior a la de otras especies de este género.

El resultado de esta poderosa herramienta es que algunos depredadores del conejo como el búho real y otras rapaces no se acercan a las madrigueras, donde el conejo se refugia ante cualquier alarma. Tampoco es posible acercar a los perros de caza e incluso el hurón, cuyo uso para reventar madrigueras de conejo ha sido autorizado por Medio Ambiente ante la magnitud de la plaga, se siente incómodo en galerías que acaban, a veces, en un doloroso pinchazo. De este modo, el conejo ha encontrado en las praderas de Opuntia tunicata un "búnker" idóneo para sobrevivir mientras coloniza nuevos territorios.

Tragsa ha recibido el encargo de la CHJ de limpiar el cauce del Carraixet de las praderas de Opuntia. Sin embargo, la actuación, ya presupuestada, está siendo muy meditada para definir la mejor estrategia a seguir. La Opuntia tiene una gran capacidad reproducción vegetativa, y cada fragmento que se separe de la planta por un roce o por viento fuerte, es capaz de generar un nuevo individuo completo, incluso a partir de una de sus espinas.

"Hay que intervenir, sobre todo tras comprobar esta asociación con el conejo, aunque hay que ser muy cuidadosos porque si no actuamos bien estaremos ayudando a propagar una especie invasora", dijeron desde la CHJ.