Fue una ceremonia emotiva a la que asistieron aproximadamente un centenar de personas. Y no faltaron las rosas rojas y una bandera republicana. La familia -con su hermana y las cuatro hijas a la cabeza-, algún político y militantes históricos del Partido Comunista en Valencia asistieron ayer a la despedida de Mari Carmen Cuesta, la menor del grupo de mujeres de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) que fueron fusiladas en Madrid y cuya historia acabó conociéndose como la de "Las 13 rosas".

La galerista Rosalía Sender, militante de largo recorrido, fue la encargada de glosar la figura de Cuesta, de la destacó su "coraje" y "dignidad". "Toda su vida fue fiel a sus ideales, en la clandestinidad, y cuando llegó la democracia. Una mujer muy íntegra, noble, nunca se doblegó, hasta el último día", dijo sobre "La peque" de este grupo de represaliadas en la posguerra.Sénder también apuntó al carácter "entregado" de una mujer que perteneció a una generación que se sumó con entusiasmo en la República con "el afán de cambiar el mundo".Entre los políticos en activo que acudieron a la ceremonia destacaba la presencia de Carmen Alborch, portavoz del grupo municipal socialista. La dirigente reconoció a Cuesta como "una luchadora ejemplar, cada día de su vida, una de tantas protagonistas de revoluciones cotidianas que fueron tan importantes".Y una despedida en la que, aunque de forma discreta, no faltaron los símbolos. Como las rosas depositadas sobre el féretro antes de la incineración; o la bandera tricolor que recordaba la militancia de Cuesta desde una esquina de la sala, donde al acabar la ceremonia los antiguos camaradas de "la peque" la despidieron con los versos de la Internacional.