Otro mal trago para el modesto señor Bausset. Un nuevo galardón caerá el próximo martes en sus manos. El premio Importante que concede Levante-EMV redunda en la condición que este humanista de ciencias ha alcanzado en sus cien años de vida. Editorial Prensa Ibérica decidió en agosto, mes en el que cumplió un siglo, reconocer la trayectoria del imprescindible pensador de l'Alcúdia, testimonio vivo de la generación de la Segona Renaixença, amigo de Joan Fuster, Vicent Ventura, Manuel Sanchis Guarner, Enric Soler i Godes o Carles Salvador, maestro de Manolo Boix, Rafael Armengol o Enric Solbes y, en definitiva, todo un modelo de activismo cultural, lingüístico y cívico.

No es hombre dado a elogios ni homenajes. Lo pasa mal. No le gustan las alabanzas, le gustan las tertulias, la cultura genuina, su lengua, su pueblo, su familia y sus amigos; enseñar y escuchar, y exigir cuanto considera propio.

Josep Lluís Bausset vive un año de reconocimientos. Un año de contradicciones: a la alegría de los encuentros con amigos y con militantes y de llegar a centenario, se contraponen los actos públicos, los focos, y eso no es lo suyo. Sin embargo, lo acepta de buen grado porque son sus compañeros quienes impulsan este más que merecido reconocimiento: Acció Cultural del País Valencià, la Societat Coral El Micalet, el Ayuntamiento de l'Alcúdia..., entidades que él ha impulsado, en cuyas actividades participa y que siente próximas.

También ahora. Bausset es parte de Levante-EMV: como colaborador en las páginas de deportes, donde cada lunes publica su crónica sobre pilota valenciana; y como opinador. Este periódico siempre ha estado abierto a sus lúcidos comentarios, a su mirada sagaz y crítica sobre los hechos cotidianos, sobre lo local y lo universal, y es así como ejerce su magisterio desde el diálogo y el razonamiento, honesto y tenaz, y que bien le vale la consideración de importante.

Desde la dictadura de Primo hasta el siglo XXI

Nació el 19 de agosto de 1910 en Paiporta pero en seguida la familia se instaló en l'Alcúdia, donde echó raíces. Su compromiso con su pueblo y sus ideas arranca en los años 30, durante la dictadura de Primo Rivera ya luchó por las libertades y se alió a movimientos valencianistas para reclamar el "estatut". Este activismo aún hoy lo ejerce, y hace poco todavía recogía casa por casa firmas para que la Televisió de Catalunya pueda verse en estas tierras hermanas. La defensa del valenciano ha sido una de sus principales preocupaciones: se enfrentó a la censura franquista con la emisión de un programa en valenciano en la radio de Guadassuar. Pese a que cursó carreras de ciencias, es también hombre de letras y, sobre todo, profesor.