Garras mecánicas acopladas a un robot industrial que en menos de un segundo clasifican piezas de fruta y hortaliza y deciden si están verdes o maduras para su envasado. Este es el resultado de un trabajo de investigación que durante el último año ha realizado un equipo del Instituto de Automática e Informática Industrial (ai2) de la Universidad Politécnica de Valencia.

La idea surgió dentro de un proyecto de manipulación de productos hortofrutícolas realizado con robots que clasificaban las unidades de frutas y verduras a gran velocidad. La iniciativa tenía un escollo ya que las primeras pinzas diseñadas podían dañar las piezas, máxime porque en solo una décima de segundo, las garras mecánicas capturaban y estabilizaban las piezas, que en la maniobra podía sufrir golpes o arañazos.

Tras observar los resultados, el equipo de ai2 decidió mejorar el proyecto incorporando mecanismos muy sencillos como dos palas que se cierran como una pinza y una tercera que rota sobre si misma y se mueve libremente para facilitar el agarre de las frutas y verduras irregulares, al adaptarse al producto seleccionado.

A diferencia de las garras primarias que eran metálicas, estas son de un plástico homologado para el sector de la alimentación, muy liviano, que evita el impacto de la captura y no daña el producto.

Además, los investigadores añadieron a las garras unos sensores denominados acelerómetros que pueden obtener información del grado de madurez de la pieza seleccionada a través de la textura de la piel.

La clave para que las garras "sepan" que una pieza está lista para ser envasada la proporciona la energía cinética (del movimiento) que se genera en el agarre de la pieza. Simultáneamente, los sensores correlacionan la cantidad de energía con la tersura de la fruta y con su consiguiente grado de madurez.

"El movimiento del objeto se correlaciona con la energía que produce que es distinta si está blando o duro", precisó el investigador que indicó que la novedad de este procedimiento que parece ser que es único en el mundo -no se ha encontrado bibliografía- radica en la sencillez del diseño del sistema, lo que facilitaría su futura utilización en la industria de la alimentación.

Blanes observó además que el coste de los materiales utilizados en la fabricación de las garras es muy económico. Otra cosa es el software que se necesita para interpretar todos los datos.