Profundidad para no caer en la globalización de la superficialidad y creatividad para afrontar los grandes cambios que agitan la sociedad actual. Este ha sido el eje del mensaje que el Prepósito General de la Compañía de Jesús, Adolfo Nicolás Pachón (Palencia, 1936), trasmitió ayer en la conferencia que impartió en el Centro Arrupe, en la que es su primera visita a la ciudad de Valencia que se prolongará durante dos días.

Previamente, el máximo responsable mundial de los jesuitas que tiene bajo su cargo a 18.000 religioso, se entrevistó con el arzobispo Carlos Osoro en una jornada muy apretada en la que no faltó tampoco la visita que realizó a una docena de jesuitas enfermos hospitalizados en la enfermería de las Escuelas de San José.

Inquieto por la demora con la que llegaba al palacio arzobispal (quince minutos sobre el horario previsto), el general de los jesuitas -a quien sus conocidos le definen como un hombre amable, inteligente, alegre y sencillo- a punto estuvo en dos ocasiones de bajarse en marcha. Ya dentro del recinto religioso, el General de los Jesuitas atendía el requerimiento de Levante-EMV con afabilidad y elegancia de espíritu.

Adolfo Nicolás que durante 44 años ha vivido en Asia, donde eligió compartir su experiencia con los inmigrantes en los barrios más pobres de Tokio y Filipinas, expresaba que como General de la Compañía de Jesús lo que más consuelo le da es, "ver que hay muchos jesuitas envueltos en la atención de los pobres, una población que cada vez está creciendo más en una situación cada vez más compleja".

El máximo responsable en la actualidad de la orden de San Ignacio de Loyola declaró: "Veo con gusto que los jesuitas están tratando de entrar en las raíces de los problemas para ver porqué no se encuentran soluciones, porqué las soluciones que incluso a nivel de los Estados de las Naciones Unidas han proclamado se van retrasando, como el famoso Milenio, y entonces tratar de entender que hay detrás de todo eso para poder ayudar".

Como buen jesuita, Nicolás Pachón insistió en que primero hay que entender lo que está pasando y quienes son esos nuevos pobres para responder a los problemas. "Nuestro apostolado -agregó-es siempre fruto de un discernimiento y el discernimiento empieza con la realidad, saber lo que está pasando, oir la voz de los que sufren y, entonces, ver como podemos responder dentro de nuestras fuerzas".

Malos tiempos para la reflexión

La misión de los jesuitas es, a su entender, acompañar a las personas en la búsqueda de las causas profundas de lo que ocurre, "para poder atacar a fondo los problemas, en un momento en el que la facilidad de la información hace más difícil la reflexión".

Y en este sentido, el jesuita alertó sobre el "gran peligro" que supone "el efecto de la multiplicación vertiginosa de la información fácil, sin reflexión, juicio ni estudio".

Como máximo responsable de la orden expresó que la Compañía de Jesús no debe perder, "de ninguna manera", la tradición de reflexión y estudio que ha cultivado durante siglos, aunque destacó que lo que hay que hacer es "ponerla al servicio de la Iglesia y de la sociedad".

"Las respuestas de ayer no sirven para mañana -destacó el jesuita- y hay que seguir abiertos donde haya sabiduría, donde haya algo más profundo, para saberlo apropiar, digerirlo y comunicarlo bien con un lenguaje nuevo".

Colaborar con otros

El General de los jesuitas reconoció que en el momento actual "hay que repensar la misión" y que el trabajo que han realizado desde el principio, y que cada vez es más complejo, ya no lo pueden hacer solos los miembros de la Compañía de Jesús: "Ningún grupo en solitario puede responder a los retos del mundo actual", enfatizó.

Y en este sentido abogó por trabajar en colaboración con otros para comunicar sabiduría, experiencia e investigación con un solo propósito: "responder a fondo". Para esta empresa lo único que se exige es amor, "todo el que tenga corazón para responder es, por nuestra parte, colaborador", indicó a este periódico.

El Prepósito de los jesuitas calificó de "muy agradable" la reunión que ayer mantuvo con el arzobispo de Valencia, Carlos Osoro. "Ha ido muy bien, me ha resultado muy interesante ver toda la planificación de la diócesis, la reestructuración, la orientación..., como pone en este libro (un regalo del prelado que llevaba en la mano): 'Seréis mis testigos, pero con distintos pasos' y todos buscando profundizar en la fe y en la vida cristiana".

Tras finalizar la visita, el arzobispo acompañó a Adolfo Nicolás hasta la puerta del palacio arzobispal donde se estrecharon en un abrazo y se emplazaron para tener la próxima visita en Roma, donde reside el General de los jesuitas que estuvo acompañado por el Provincial de Valencia, Vicente Durá, el asistente de Europa Meridional, Joaquín Barrero y el secretario del Provincial, José María Bernal.

Crisis de vocaciones

Al ser preguntado por la crisis de vocaciones antes de dirigirse a visitar a una docena de jesuitas enfermos, el máximo responsable de la Compañía de Jesús admitió que la palabra crisis se podía aplicar de muchas maneras a esta realidad que va en aumento en los últimos años, "tenemos menos vocaciones que teníamos antes pero hay que ver si esto es crisis o un desarrollo normal de la Iglesia".

Y para compensar la falta de sacerdotes, Adolfo Nicolás, recordó la existencia de una laicado muy responsable, con muy buena formación y activo dentro de la Iglesia.

"Que se produzca un descenso de vocaciones religiosas es normal, pero yo no sé si a eso habría que llamarlo crisis", concluyó.

"Francesc de Borja supo dejarlo todo para dedicarse a servir"

El Papa Negro, como también se denomina al Superior General de la Compañía de Jesús porque su poder dentro de la Iglesia es similar al del Sumo Pontífice, con la salvedad de que el primero viste de sotana negra y el segundo va de blanco, presidirá a las 11,30 de hoy una eucaristía en la Colegiata de Gandia para conmemorar el V centenario del nacimiento de Sant Francesc de Borja y clausurar el año jubilar. Previamente, el alcalde le entragará la medalla de oro de la ciudad.

El General de los Jesuitas destacó ayer la importancia de la figura de Sant Francesc de Borja, tercer general de la orden, que vivió practicamente bajo la dirección de San Ignacio de Loyola. "Ha influido tanto en la dirección espiritual como en la apertura de las misiones, además del impacto que tiene el testimonio de un individuo que ha visto el valor de las cosas y ha sabido dejarlo todo, todo lo que era poder, dignidad, prestigio para dedicarse a servir".