Con el ánimo de recuperar una tradición perdida hace más de 40 años, el grupo Trashumancies Valencianes, emprendió en mayo el camino de la lana con 800 ovejas para llevarlas a los pastos de Teruel y ahora, vuelven de regreso a casa para pasar el invierno.

El pasado miércoles, día 27, iniciaron la "bajada al Reino", que es como los pastores llamaban al regreso de las ovejas a las tierras valencianas. Salieron de Orihuela del Tremedal, en Teruel y tardarán alrededor de 13 días en llegar al Camp de Morvedre. Quizá 15, según el ganado y el clima con el que se encuentren. Y desharán así un camino de 200 kilómetros por la vieja Cañada de la ruta de Barracas, que conectaba el Reino de Valencia con Teruel. Viejos caminos que no se usan desde hace más de 40 años, cuando se perdió la tradición de la trashumancia.

No regresan todas a pie, aproximadamente lo hace la mitad del ganado, unas 350. El resto ya ha vuelto en camiones. El itinerario lo realizan al ritmo de las ovejas, una media de 20 km diarios. Una furgoneta lleva los enseres necesarios para comer durante esos días hasta llegar a casa, donde dormirán por fin en una cama. El resto de días los pasarán descansando en pajares, parideras y granjas de paso. Los almuerzos, comidas y cenas también van acordes a las necesidades del ganado. El viaje es compartido: desde su página en internet se aceptaban caminantes para participar en el reto.

Aventura y reivindicación

El movimiento Slow Food Valencia, organizadores de esta aventura, acuña una particular filosofía de vida: "Estamos de paso y hay que disfrutar de lo que tenemos y aprender a conservarlo". De eso va el camino que recorren, de entender que corresponde por derecho a los animales y que está invadido por carreteras y construcciones, y por ello, su ruta, toma tintes de reivindicación. Si añadimos la convivencia con los pastores y la vida en plena naturaleza, el paseo es una aventura y un desafío personal, explican desde esta organización.

La ruta tendrá continuidad el próximo año. Y se suma un propósito: hacer lo posible para que las Cañadas Reales que quedan no se pierdan y recuperar aquellas que cayeron en el abandono.

Hasta el momento, el camino de regreso está siendo fácil, más que cuando iniciaron la ida a tierras aragonesas. El tiempo acompaña y no hace frío por las noches. Un problema de vacunación ha hecho que en la vuelta, sea la mitad del rebaño el que baje caminando. Ello, también ha supuesto la reducción del grupo, unas cuatro personas de las diez que subieron en mayo.

Los voluntarios que acompañan a los ganaderos en la ruta dicen que "la experiencia es única y hay que vivirla para poder comprenderla". Tan bien está resultando la experiencia que, comparando con el pasado mes de mayo ya llevan medio día de adelanto en el camino. Es mucho, si se tiene en cuenta la inestabilidad de las previsiones. Cualquier factor como el ganado, el tiempo o los caminos influyen en las paradas y posibles retrasos en la ruta. Sin embargo, en el grupo son optimistas y creen que cumplirán los plazos previstos. El próximo 10 de noviembre estarán en Petrés, ya en casa.