No es una novedad que la ciudad de Barcelona está llena de Peps, Vicents y Amparos. Más de 62.500 nacidos en la Comunitat Valenciana residen en Cataluña, según datos de 2009. La cercanía y el factor lingüístico -esencial para los profesores- convierten a Cataluña en el destino favorito para los valencianos que emigran dentro de España. Y la mayoría de ellos vive en Barcelona.

En los últimos años, la Comunitat Valenciana se ha convertido en una de las principales aportadoras de nuevos vecinos para Barcelona, un flujo que alimenta desde hace tiempo a razón de unos 3.000 nuevos vecinos al año -entre nativos y ciudadanos de otras procedencias pero con la Comunitat Valenciana como punto de partida-. Junto a los valencianos, Madrid y Andalucía son las principales comunidades emisoras hacia Barcelona dentro de este movimiento migratorio interior.

La diferencia estriba en que desde 2009, la Comunitat Valenciana ya se ha convertido en el mayor foco de inmigración interior hacia la capital catalana, según un estudio elaborador por el departamento de Estadística del ayuntamiento de la ciudad condal.

Más de 2.800 personas cruzaron el Sénia y engrosaron la colonia valenciana en Barcelona en 2009. Algo menor fue el número de personas llegadas a Barcelona desde Madrid. Tras ellos, los andaluces, inmigrantes tradicionales en Cataluña que hace tiempo perdieron la primera posición. Los siguientes en la lista de emigrantes españoles allí son los baleares, canarios y gallegos.

De la bolsa a la clase en 21 días

Vicent Martínez es periodista y dirige desde hace años el Espai País Valencià, una entidad que agrupa a una parte de la colonia de valencianos en la capital condal. En su opinión, los factores claves para explicar este flujo migratorio constante son la cercanía, el factor lingüístico y, sobre todo, la facilidad de los profesores para encontrar una plaza allí. "El tema de los docentes es escandaloso. Cada año suben hornadas enteras. Prácticamente, uno de cada dos valencianos aquí son profesores", apunta Martínez.

Carles, un valenciano de la Safor afincado en la Barceloneta desde 2007, confirma la facilidad para encontrar plaza y el amplio peso del gremio de docentes entre la colonia valenciana. "En Valencia me dedicaba a la gestión cultural. No tenía mucho interés en la docencia pero me apunté a la bolsa de trabajo de Cataluña sin muchas esperanzas. En tres semanas estaba trabajando", explica. Una situación que contrasta con las dificultades que en los últimos tiempos están teniendo los docentes valencianos para hacerse con una vacante en la educación pública valenciana. Carles ya lleva tres años trabajando en Barcelona: "Siempre piensas que algún día volverás, pero no tengo una perspectiva inmediata de regreso". Y es que la incerteza sobre la creación de nuevas plazas docentes en Valencia está haciendo que muchos valencianos se establezcan en la capital de la comunidad vecina.

Un perfil variado

Además de por profesores, la colonia de valencianos en Barcelona está formada por estudiantes, investigadores, abogados, consultores o camareros. "Perfiles de todo tipo. Mucha gente intenta hacerse un sitio aquí, por afinidad lingüística y porque estás a golpe de Euromed", apunta Vicent Martínez, de Espai País Valencià.

Valencia expulsa; Barcelona acoge

La realidad vital de personas como Carles, Vicent y los otros miles de valencianos que integran la colonia de valencianos en Barcelona y toda Cataluña no es casual; tiene tras de sí una situación verificable con estadísticas demográficas y económicas muy contundentes. La Comunitat Valenciana se ha convertido en 2010 en la autonomía española que más población perdió, con 29.000 habitantes menos; igualmente, es la autonomía desde la que más residentes se fueron al extranjero y la segunda con más emigración a otras autonomías en lo que va de año. Hace apenas un lustro, en pleno boom inmobiliario, la valenciana era, por contra, la comunidad española que más crecía desde el punto de vista demográfica, gracias a la migración interior y a la llegada de extranjeros atraídos por las expectativas laborales. Así ocurrió de forma ininterrumpida durante la primera mitad de esta década. Hoy, con una tasa de desempleo del 23,4% (según la EPA del tercer trimestre), son los valencianos los que buscan su oportunidad lejos de casa. Y, Barcelona, precisamente, tiene un saldo migratorio positivo (acoge más ciudadanos de los que expulsa); además, la tasa de paro en Cataluña es del 17,41%, seis puntos por debajo de la valenciana.