José Sierra

valencia

En la Comunitat Valenciana existen aproximadamente 36.000 hectáreas de praderas de Posidonia de las que unas 21.000 se encuentran en buen estado, mientras que la degradación es notoria en el resto, según un informe de la Conselleria de Medio Ambiente. Las zonas donde no hay Posidonia, bien por razones naturales -la planta no prospera al norte de Vinarós por influencia del Delta del Ebro- bien por el deterioro de las praderas provocado por la acción antrópica, coinciden con las áreas en las que la regresión de la playa ha sido mayor en los últimos años.

No existe sin embargo total unanimidad sobre el papel de las praderas de Posidonia, ni tampoco sobre si sería viable acometer repoblaciones marinas con esta especie, aunque sí resulta científicamente aceptado que la retirada de las hojas de Posidonia depositadas en las playas, tan habitual tras los temporal es "suicida" para la estabilidad de la playa.

Manuel García Carrascosa, del departamento de Biología Marina de la Universitat de Valencia y experto en praderas de Posidonia resume el "estado de la cuestión" recordando que desde el punto de vista de la ingeniería "es la regresión de la playa la que genera la pérdida de las praderas de Posidonia, mientras que para los biólogos marinos existe una clara coincidencia entre el deterioro de las praderas y lo que ocurre más tarde en la playa pero en sentido contrario: primero desaparece la Posidonia y después se va la playa".

Simbiosis

Numerosos estudios científicos han analizado la interacción que existe entre las praderas de Posidonia y el volumen y la estabilidad de la arena depositada en las playas.

Los investigadores destacan que una vez que la pradera de Posidonia se ha consolidado, la "selva" de hojas actúa como una trampa que recoge todo tipo de partículas y acelera los procesos de sedimentación, tanto de las partículas movidas por el oleaje durante un temporal como de las desplazadas por las corrientes.

Las matas, que reducen la velocidad del flujo del agua sobre el fondo, actuan como barreras que amortiguan la erosión llamada "hidrodinámica" sobre la línea de costa.

Por otra parte, los ayuntamientos costeros se jactan a menudo de la celeridad con la retiran los restos de pradera de Posidonia tras un litoral sin saber que están destruyendo su playa y agravando la erosión. Los Investigadores del Gobern Balear y la Universitat de las Illes Balears, Francesc Xavier Roig y José Ángel Martín Prieto demostraron científicamente que la retirada de las bermas acumuladas en la playa multiplica la erosión. Pero los municipios turísticos no quieren una arena "sucia" y buscan una imagen "irreal" de la playa . Mejor que venga el Gobierno y reponga la playa.

Nadie ha calculado qué coste tendría y si sería posible reproducir un ecosistema tan eficaz y maduro como el que representa la Posidonia. Si es posible sin embargo reflexionar sobre los costes que representa mantener artificialmente la arena de las playas.

Según un informe de la Dirección General de Costas, entre los años 1983 y 2003 se llevaron a cabo en la Comunitat Valenciana 105 actuaciones de regeneración de playas a las que hay que añadir numerosas obras de emergencia, con una inversión global próxima a los 150 millones de euros. Los temporales de 2010 han arrastrado al fondo del mar los 25 millones invertidos en 2010.

Lento desarrollo

El problema de las praderas de Posidonia es la imposibilidad que existe de reproducir artificialmente e incluso de forzar la aparición de este ecosistema, que tarda decenas de años en "madurar" por lo que, al menos de momento y mientras no se produzcan nuevos avances en el cultivo de esta planta, la estrategia debe de ir dirigida a proteger alas praderas existentes en el Mediterráneo.

Oficialmente, la presencia de praderas de Posidonia condiciona cualquier actuación estructural en la costa, pero lo cierto es que muchas actuaciones se autorizan sin valor adecuadamente los impactos sobre la planta.

La Posidonia, es una planta con función clorofílica que necesita luz. En aguas turbias, la luz no llega y la pradera empieza a perder por su límite inferior, mientras que el superior sufre también po la inestabilidad que aportan los espigones y diques. Cuando eso ocurre, la suerte de la pradera está echada.