Albert Pla Nualart ha sido jefe de edición y corrector del diario Avui durante 25 años. Además, acumula una larga trayectoria como profesor. Es autor del libro Això del català. Podem fer-ho més fàcil, ensayo que contiene duras críticas a la normativa lingüística de este idioma y al postfabrismo. Ha estado en Alzira para participar en la II Jornada de Taula de Filologia Valenciana. Precisamente su comunicación se titulaba: "L'estàndard únic sense unitat política o el carro davant dels bous".

En su libro y en sus artículos propone una reforma de la normativa. ¿Por qué

Mi trabajo como corrector y traductor me permite constatar que algunos puntos de la normativa, sobre todo de sintaxis, ni se han asimilado ni mejoran los textos. De estos puntos Fabra ya decía que eran "innovaciones", y los propuso muy consciente de que quizá no arraigarían y habría que retirarlos, pero con la guerra y el franquismo la que era una propuesta técnica cristalizó en dogma, y aún no hemos sido capaces de replantearlo a fondo.

Entonces, ¿se puede hacer más fácil nuestra lengua

Debemos intentar que no se aleje de la intuición de los hablantes más de lo que es imprescindible. Si en estos puntos se aparta es, sobre todo, por dos razones: porque no se acepta parte de una evolución que, inevitablemente, nos ha acercado al castellano; y porque no se basan en un dialecto real sino que integran elementos de diferentes dialectos.

Defiende el uso informal del artículo neutro "lo". Es una pequeña revolución.

No es exactamente así. Yo no defiendo que nos pongamos a escribirlo. Lo que yo digo es que habría sido mejor para la lengua que Fabra, en el momento de la codificación, hubiese aceptado el "lo"neutro abstractivo, que continúa estando vivo en todos los dialectos y responde, probablemente, a una necesidad sistémica. Aceptarlo ahora es mucho más complicado y exige mucha pedagogía y un consenso máximo. Si no, el desconcierto que crearía podría ser más perjudicial que continuar prohibiéndolo.

¿Cómo han reaccionado los filólogos o los lingüistas en Cataluña ante sus postulados

Cuanto más trabajan en estrecho contacto con la realidad (asesores, correctores, traductores) más sintonizan. En el mundo más académico, en cambio, hay de todo: un cierto acuerdo, indiferencia y una abierta beligerancia.

¿Cómo ve la posición del Institut d'Estudis Catalans con respecto a una posible reforma o revisión de la normativa

El problema del IEC es que se lo come la burocracia. Tiene una estructura que provoca que todo vaya muy lento. Y para ser miembro te deben aceptar los que ya están dentro. En resumidas cuentas, lo hace conservador y poco operativo. La nueva gramática normativa, que podría estar acabada dentro de un año, seguro que hará reformas, pero difícilmente serán del alcance que convendría.

¿El modelo lingüístico se pueden asociar al nacionalismo catalán y, por extensión, a la idea de Países Catalanes

Es evidente que sí, pero eso lo podríamos decir de la mayoría de grandes lenguas de cultura. La única diferencia es que un nacionalismo hegemónico que es transparente parece que no lo sea, y uno que lucha por ser hegemónico se hace muy visible.

Propone en su libro un modelo de estándares autónomos. ¿En qué consiste y cuáles son las ventajas de esa propuesta, de la que Joan Solà, que prologó su libro, dijo que representa "un giro copernicano en la política lingüística"

Si hacemos un único estándar, solo hay dos opciones: o lo hacemos mezclando dialectos, y por lo tanto muy artificioso, o lo basamos en un único dialecto. Mientras la unidad política y de mercado del dominio lingüístico sea tan precaria, la mejor estrategia es no imponer un estándar que la gente no sienta como suyo. El tema está demasiado difícil para no dar prioridad absoluta al uso, a la extensión del uso, sobre todo en Valencia. Y eso demanda que hoy los estándares valenciano y catalán sean diferentes en aquellos puntos en que la igualación provoca rechazo en los hablantes. Pero eso no debe impedir que, en un futuro más normalizado, las mismas leyes de mercado hagan que, en todo lo que se dirige al conjunto del dominio lingüístico, se opte por uno de los estándares.

"L'estàndard únic sense unitat política o el carro davant dels bous", titulaba su conferencia...

Lo que quiero decir con ello es que el estándar único es la consecuencia de unos procesos políticos y económicos que, si no se dan, no nos los podemos inventar. Si todo el dominio lingüístico fuera hoy un único Estado independiente, es muy probable que uno de los estándares se acabase imponiendo a los otros. Pero la realidad es la que es y hoy querer imponer un estándar único es equivocarse de estrategia.