Si la Justicia Militar es a la Justicia lo que la música militar es a la música, la Justicia de Partido, lógicamente, será una Justicia partidista. Por ello, Antoni Asunción, ante el pucherazo que sufrió cuando intentó forzar unas primarias en el seno del PSOE valenciano, se fue a un juzgado de la Justicia ordinaria, que admitió a trámite la demanda, porque es lo que tienen los pucheros: que huelen. Pero antes de que la Justicia ordinaria dicte sentencia, el jefe de los socialistas valencianos, Jorge Alarte, ya ha dictado sentencia contra Antoni Asunción, el único que tenía posibilidades no de vencer al PP en las autonómicas, pero sí, al menos, de presentar una batalla que con el exalcalde de Alacuás suena a derrota cercana al desastre. Y eso que Jorge Alarte tiene muchos méritos, como, por ejemplo, haber puesto en marcha el único festival de "rock" gratuito del mundo en su pueblo, en Alacuás, pero sobre todo, la gran experiencia como político, porque siempre vivió del partido socialista, en el que ingresó cuando era estudiante de Derecho. No sabe lo que es una entrevista de trabajo, pero tiene amplios conocimientos de organización interna política, lo que le ha llevado hasta la secretaría general del socialismo valenciano, donde tiene que mantener equilibrios entre los lermistas de viejo cuño, los nuevos pajinistas de Leire y, por supuesto, los posibles seguidores de Antoni Asunción, al que ha procedido a amordazar. ¿Para qué? Para ser derrotado en las elecciones, pero en las que Alarte se asegurará como diputado en la oposición un puesto de trabajo para los próximos cuatro años. Hay tensiones en Castellón, en Alicante, y no digamos en Valencia, donde el olor a la derrota invita a muchos a escabullirse como candidatos, pero el socialista Alarte sabrá superarlos, delegará en los comités provinciales para salpicarse y logrará que el estado de Alarte en Valencia se consolide para la próxima legislatura. (Sólo en lo que al socialismo se refiere, claro).