Manuel Arrontes es un exfumador que considera que para dejar el vicio "no hay que tener miedo". Cree que la ley tiene aspectos negativos aunque critica la actitud de los hosteleros.

Durante 33 años fumó una media de veinticinco cigarrillos diarios, los últimos cinco condimen?tados con hachís. Pero Manuel Arrontes Junquera ya no da una calada desde hace dos años y medio, tras once intentos fallidos. Su experiencia como fumador ha cobrado forma en el libro Un año sin fumar, una obra en la que bajo el seudónimo de Fernando Arronera explica su lucha contra el tabaco.

¿Cómo nace "Un año sin fumar"?

Era el más fumador del equipo de trabajo y a los seis meses de dejarlo un cliente me dijo que estaba dispuesto a pagarme unas clases particulares. No se creía que un fumador empedernido como yo fuese capaz de dejarlo. Me tomé en serio su propuesta, me puse a ello y el tabaco se convirtió en un tema tabú en mis conversaciones con ese cliente. Ya que tenía todas aquellas reflexiones las fui plasmando en un libro durante una gira de teatro. Intenté dejarlo once veces y el libro es la narración de esos ensayos fallidos y el que ha funcionado. La diferencia entre estos intentos y el definitivo es que consideraba que iba a dar el paso definitivo.

¿Y por qué resulta tan difícil tomar esa decisión?

Porque nos hacen creer que es así. El tabaco es uno de los grandes fantasmas de nuestra civilización. Dejarlo es costoso pero no difícil. En ejemplo lo vemos ahora en la calle: hace un mes los hosteleros estaban constantemente en los medios de comunicación diciendo que la nueva ley sería el acabose. No pasó nada cuando se prohibió el tabaco en los aviones o en los centros de trabajo. Lo que tenemos es miedo.

¿El punto crítico?

O apagamos el último cigarrillo o no encendemos el primero que nos tocaba del día. Tiene que ser inamovible. Cuanto más miedo tengas, más posibilidades de éxito.

Dejar de fumar engorda, necesito un cigarro para tranquilizarme, ¿realidades o excusas?

Los fumadores siempre están buscando excusas para no dejar de fumar. Lo de engordar es otro fantasma. El incremento del peso se sitúa en un cinco por ciento y no creo que sea malo coger esos kilos.

¿Qué opina sobre el endurecimiento de ley antitabaco?

Tiene aspectos en los que estoy a favor y otros en los que estoy en contra. Considero que los hosteleros se equivocaron al mostrar tanto miedo a los efectos de la normativa. Además, me gustaría ver esos estudios que esgrimen.

Como referencia está la experiencia de otros países...

Es cierto que es una ley que está fracasando en Turquía, pero en Francia la restricción ha supuesto un incremento de la clientela en la hostelería. No olvidemos que los no fumadores constituyen el 70 por 100 de la población.

¿Se está criminalizando a los fumadores o exageran?

No lo sé. A mí el humo no me molesta y procuro ser condescendiente. Ni soy mejor persona por haber dejado de fumar ni los fumadores se han convertido en imbéciles porque yo no fume y ellos sí.

¿Cómo le ha cambiado la vida en estos dos años y medio?

Ha cambiado en dos aspectos: tengo la sensación de haberme librado de una servidumbre y ya no toso por las mañanas. Estoy convencido de que Philip Morris no fuma y que la ministra de Hacienda tampoco.