¿Cómo fue la reunión de Pérez Casado con el gobernador civil, José María Fernández del Río?

El alcalde nos pidió que le preparásemos una ruta en la que no se encontrase con ningún tanque. Compusimos un recorrido que, con una calle que se cogía en contra, llegaba directamente a la plaza del Temple. Allí todavía quedaba un tanque, pero el alcalde pasó de largo y entró con el coche oficial en Gobierno Civil como hacía siempre. Pérez Casado, le echó huevos, y decidió ir él sólo a ver al gobernador en su coche y con su bandera. No la solía llevar, porque no le gustaba, pero ese día tenía que demostrar que era el alcalde.

¿De qué hablaron?

No lo sé, pero el alcalde me llamó por teléfono y me preguntó si habían salido los camiones de la basura, que habían programado una huelga para ese día. Yo le dije que sí, que habían salido absolutamente todos y hasta incluso se habían presentado los operarios que tenían fiesta. A continuación oí como le repetía mis palabras a Fernández del Río. También me preguntó cómo estaban los mercados, por si había riesgo de desabastecimiento. Las tiendas de barrio se llenaron de compradores, que hicieron esa noche la compra del año y, pagando, se lo llevaron todo. Las compras masivas se dieron en los ultramarinos y los comercios más próximos, que al día siguiente tuvieron que reabastecerse. Eso sucedió por el miedo que tenía la gente a dos cosas, primero, a quedarse sin comida, un temor que era muy razonable, y segundo, porque no querían alejarse de casa.

¿Cómo es que salió la basura?

El ingeniero que llevaba el servicio de recogida de residuos me preguntó: '¿Qué hacemos?' 'Pues salir a la calle, y además que no falte nadie porque éstos son capaces de fusilar al que no acuda al trabajo para dar ejemplo', le respondí. El miedo que yo tenía es que mataran a alguien, porque si matan a uno siempre matan a más gente.

¿Recuerda algún incidente?

El único incidente que hubo, afortunadamente, se redujo a una persona que se había emborrachado. No logramos averiguar si había bebido para celebrar el golpe o para hacer frente al mismo. Estaba saltando sobre los pocos coches que quedaban en la plaza de la Virgen, dando gritos y vivas, pero no se sabía lo que decía. Lo llevamos a su casa y la cosa no fue a más También nos llamó un vecino diciéndonos que su esposa, que estaba embarazada, se había puesto de parto. Envié una patrulla para que los llevara al hospital. Temíamos que la mujer diera a luz en casa o en el coche, pero el bebé, que creo que fue una niña, se retrasó y pudieron llegar a tiempo al centro médico.