El gerente del hospital La Fe, Melchor Hoyos, quiso estar presente ayer en la primera concentración de protesta que se celebró bajo uno de los voladizos de la entrada norte del edificio de consultas externas en la que participaron más de doscientos trabajadores.

La presencia del directivo no intimidó a los empleados que describieron sin cortapisas las deficiencias que a diario dificultan su trabajo. Una de las quejas más reiteradas es la falta de material, desde medicamentos al fungibles.

De hecho, una jefa de sección afirmó que tiene que ir en su coche hasta al hospital de Campanar para recoger material de farmacia. También se indicó que en Neonatología han faltado gasas y guantes estériles y agujas para pinchar a los niños.

"Al cogerlo (el suministro) una empresa privada el descontrol es mayor, de hecho en la gran parte de servicios falta material y así no se puede trabajar", agregaron.

Los problemas de identificación de las salas y unidades es lo que más desorienta a los usuarios, sobre todo a las personas de más edad. La reflexión colectiva es que el hospital ha comenzado a funcionar de forma prematura, "si es que todavía hay obreros", precisaron.

El gerente, por su parte, quiso contrarrestar las opiniones de los empleados: "Poner en marcha un hospital no es sencillo y acostumbrados a trabajar de una manera, con la vida organizada, y ahora ver que tienen que cambiarlo les afecta", declaró Hoyos.

Niños y adultos en quirófanos

Otra de las críticas es que al no haber diferenciado el hospital Infantil, a la salida y entrada del quirófano los niños coinciden con los mayores, con escenas a veces muy duras para ellos. "Algunos se asustan porque ver a una persona muriéndose no es grato para nadie y mucho menos para un niño".

Otro hecho incomprensible es, según refirió un médico, que los parapléjicos estén en la séptima planta. Otras deficiencias aluden a que el filtro de la piscina y el chorro de agua no funcionan, que la UCI carece de lavabo y en cuanto a la comunicación, señalaron que en el interior no hay cobertura telefónica y los corporativos no funcionan. Cuando se cumplía la media hora de la concentración, el gerente instó a los empleados a volver al hospital. Dos agentes de policía se llevaron una pancarta e indicaron a la Junta de Personal que hay que comunicar este tipo de protestas.

La Asociación Ciudadana en Defensa de la Salud Pública (Acdesa) calificó el hospital de diseño faraónico, disfuncional y poco participativa y acusó a la Generalitat de apertura precipitada. La entidad pidió mayor frecuencia de autobuses.