El féretro con los restos mortales del cardenal Agustín García-Gasco, arzobispo emérito de Valencia, llegaron anoche a Valencia en un avión procedente de Roma, ciudad en la que falleció el domingo a los 80 años a causa de un infarto cuando se disponía a participar en la beatificación del papa Juan Pablo II.

Tras aterrizar en Manises a bordo de un avión de la compañía Vueling poco antes de las once de la noche, el ataúd de García-Gasco fue trasladado en coche fúnebre hasta el palacio arzobispal, donde llegó a las 23.25 horas acompañado por el actual arzobispo de Valencia, Carlos Osoro y portado por siete personas y entre aplausos desde los balcones cercanos.

Es en este mismo palacio que García-Gasco ocupó entre 1992 y 2009 donde hoy se ha instalado la capilla ardiente con los restos mortales del prelado que en 2006 trajo al papa Benedicto XVI a Valencia y que en 2007 consiguió el primer capelo cardenalicio para la diócesis valentina desde 1922.

La capilla ardiente estará abierta hoy entre las 11 y las 20 horas en el Salón del Trono del palacio arzobispal. Mañana abrirá de 10 a 16 horas. Ya por la tarde, a partir de las 17 horas, se celebrará en la catedral de Valencia el funeral, presidido por Osoro, y el posterior entierro de los restos mortales del purpurado en la capilla de San José de la catedral, tal como era su voluntad.

Tras la llegada del féretro al palacio arzobispal, Osoro —acompañado de otros cargos eclesiásticos— rezó un breve responso fúnebre por el alma de García-Gasco. Asistieron al íntimo acto el obispo de Mallorca, Jesús Murgui, la alcaldesa Rita Barberá, el vicepresidente Juan Cotino y el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, quien aseguró que el purpurado «fue una persona imprescindible para entender la ciudad». «Seguro que estará en el cielo», añadió.

Se espera que cientos de valencianos desfilen entre hoy y mañana por la capilla ardiente para rendir su último homenaje a don Agustín. Ayer lo hizo el Papa Benedicto XVI. En un telegrama en castellano remitido al arzobispo de Valencia y cuyo contenido reveló la Santa Sede, el Sumo Pontífice ofreció «fervientes sufragios por el eterno descanso de quien ejerció con diligente solicitud apostólica el ministerio episcopal, primero como obispo auxiliar de Madrid y secretario de la Conferencia Episcopal Española y después al frente de esa querida archidiócesis de Valencia», en la que se entregó «constantemente al quehacer evangelizador con sabiduría y generosidad e impulsando infatigablemente numerosas iniciativas pastorales, sobre todo en el campo de la docencia y la pastoral familiar», afirma el Papa en su cordial mensaje.

Además, Benedicto XVI expresa su «más sentido pésame», que hace extensible a la comunidad católica de Valencia y a los familiares del difunto cardenal, y recalca «el recuerdo entrañable de mi estancia en esa insigne ciudad para el V Encuentro Mundial de las Familias» celebrado en julio de 2006.