Elevaron plegarias y oraciones por su descanso eterno en la jornada de ayer. Pero, al mismo tiempo, el Grup de Rectors del Dissabte, el foro más crítico con el pontificado de Agustín García-Gasco al frente de la diócesis de Valencia, no se calló y quiso realzar la que a su juicio ha sido la parte más sombría de su legado: "la marginación absoluta del valenciano", con el bloqueo del misal en lengua propia, y la "falta de un proyecto pastoral conjunto, dinámico e imparcial".

En declaraciones a este diario a través de un portavoz, los Rectors del Dissabte denunciaron que el cardenal de Corral de Almaguer "no hizo nada por el valenciano. Lo ignoró en la liturgia y en sus pronunciamientos públicos. Y eso ha sido una tragedia muy fuerte para nuestro pueblo y nuestra Iglesia, porque ¿cómo se puede evangelizar un pueblo sin usar su lengua y su cultura?, ¿cómo es posible anunciar a Dios en lengua extraña a un pueblo, como si fuera un Dios extraño? Esa marginación absoluta del valenciano, tal como hemos denunciado en reiteradas ocasiones, fue un grave error pastoral", concluyen. Como efecto colateral, aseguran, la política de García-Gasco hizo que "el sector nacionalista, o simplemente sensibilizado por la identidad de su pueblo, haya visto a la Iglesia como contraria, como un lugar de exclusión y no de comunión". El grupo de sacerdotes díscolos con la jerarquía oficial reprocharon a García-Gasco que usara la "excusa" de que no había acuerdo político y social para aprobar el missal, la herramienta de trabajo que permita a los curas decir misa en valenciano con un texto aprobado por la archidiócesis y bendecido por el Vaticano. Pese a las intenciones iniciales, "Osoro sigue el mismo camino", agregan.