Los jueces del Registro Civil de Valencia no investigarán la falsificación en documento público que se realizó en mayo de 1982 en la inscripción de Lucas Espí Martínez, un recién nacido que fue comprado por su padres adoptivos a una red de extorsionadores y que fue inscrito como hijo biológico en el Registro Civil, pese a no haber acreditado los padres documento alguno que lo verificara.

La razón por la que no se va a investigar ni este caso ni otros similares de "niños robados" es de orden legal, al haber transcurrido ya cinco años desde la comisión del delito y haber prescrito éste. Así lo confirmaron a Levante-EMV la portavoz oficial del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana.

Los padres adoptivos de Lucas, Manuel Espí Nacher y María Martínez Lluch, inscribieron al niño que recogieron de brazos de una mujer joven en las incubadoras del hospital Virgen del Consuelo de Valencia en el Registro Civil donde se les facilitó el Libro de Familia en el que constaba que Lucas lo había parido María, pero sin certificado de nacimiento alguno.

Manuel Espí dio a conocer que había comprado a su hijo en un programa de Antena 3, donde desveló que fue víctima de una trama de chantajistas que tenían su base en un despacho de abogados próximo a la clínica Virgen del Consuelo. El joven murió en abril del año 2000 en un incendio que se produjo en el interior de una casa de campo en la localidad de Benissoda.

Ni este flagrante caso de falsificación en documento público ni otros denunciados ante la Fiscalía en los que los niños robados que fueron dad0s en adopción han acreditado con análisis de ADN que no eran los hijos biológicos de la familia que se los atribuía podrán ser investigados por la vía penal, por haber trascurrido ya cinco años, lo que se traduce en la prescripción del delito.

Sanidad tampoco investigará

Por otra parte, la Conselleria de Sanidad declaró ayer a Levante-EMV que tampoco investigará los presuntos robos de recién nacidos que tuvieron lugar en La Fe, en el antigo hospital Provincial de Valencia, en el entonces hospital Sanjurjo (ahora Doctor Peset) o en cualquier otro centro dependiente de la Administración sanitaria, como han denunciado ya más de una treintena de familias de la Comunitat Valenciana.

Si bien la portavoz oficial de la conselleria precisó que sí se colabora con la Fiscalía de Menores para aportar los documentos, historias clínicas, certificados de nacimiento y certificados de defunción que reclame el ministerio público sobre la treintena de casos que han llegado a manos del ministerio público.

Al menos media docena de denuncias recogen que los recién nacidos desaparecieron del hospital La Fe de Valencia, aunque también hay casos de La Cigüeña, el hospital Casa de Salud, la Clínica San Rafael y la Clínica 18 de julio, entre otros.

En la últimas dos semanas han comparecido ante la Fiscal de Menores al menos quince denunciantes, algunos de los cuales han solicitado la exhumación judicial de los restos para verificar si se corresponden con los de los niños fallecidos. Algunas familias no han encontrado la inscripción del nacimiento ni de la defunción en el Registro Civil y en otros no se ha podido encontrar el registro del entierro en el libro del Cementerio.

El Consuelo atiende las demandas de Justicia

La portavoz del hospital Clínica Virgen del Consuelo de Valencia manifestó a este rotativo que no hay denuncia del caso de Lucas Espí Martínez, el recién nacido que fue comprado por tres millones de pesetas en mayo de 1982 y recogido en el área de prematuros de ese centro sanitario, y que ningún juzgado ha solicitado a ese hospital documentación sobre el nacimiento de este niño.

Sin embargo, el centro sanitario sí reconoció que estaba colaborando con la Administración de Justicia, "en todo lo que nos está pidiendo". Varias personas denunciaron a la Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares (Anadir) la desaparición de recién nacidos en esa clínica. A Algunas las durmieron tras el parto aunque lo habitual era llevarse al niño para cualquier exploración y horas más tarde comunicar a los padres que había fallecido. Las redes que traficaban con niños elegían a mujeres jóvenes y primerizas que venían de pueblos o a las que habían tenido gemelos.