Con el título prácticamente bajo el brazo, 65 alumnos de Odontología de la Universitat de València terminan este curso como graduados, lo que les abre la puerta a Europa para ejercer su profesión y la posibilidad de montar una clínica, si no estuviera el mercado tan saturado. Como ellos, concluyen la carrera inmersa en el "Proceso de Bolonia" estudiantes de Farmacia, Fisioterapia y Optometría, a la vez de Ingeniería de Edificación de la Politècnica.

La reforma del Espacio Europeo de Educación Superior, acordada por los Estados en una reunión en Bolonia en 1999, se ha implantado de forma generalizada este curso en la universidad española. En las dos valencianas, suman 86 los grados que destacan por permitir grupos de alumnos más reducidos y personalizados, incremento de prácticas, importancia del idioma extranjero y la apertura de fronteras para ampliar estudios y trabajar.

El de Odontología es un caso peculiar porque cuenta con alumnos que comienzan este curso el grado -que sustituye a la licenciatura- y también con otros que lo concluyen. Esta promoción recibió su título en un acto académico la semana pasada y es la primera de España en su especialidad. La adaptación de sus estudios en bloque ha permitido que puedan terminar este curso con la nueva titulación, al realizar los complementos formativos necesarios.

"La experiencia ha sido muy positiva aunque entiendo que los estudiantes han tenido una sobrecarga. Pero, el alumnado nuestro es muy compacto y aquí ya teníamos un tipo de docencia con grupos pequeños y prácticas" explicó a Levante-EMV el profesor de la Facultad de Medicina y Odontología, José Manuel Almerich, director general de la Fundació Alcanyís, que se encarga de gestionar todas las prácticas clínicas de la Universitat.

"Hemos tenido un poco de todo" matiza la alumna Sara Plaza, de 22 años que está terminando la carrera. "Yo me decidí por el grado porque está homologado a nivel europeo. Sin embargo, no todo ha sido como nos lo habían pintado. Hemos ido agobiadas porque, a veces, no estaba bien organizado" señaló a este diario.

Neus Martí, también de 22 y a punto de concluir Odontología, se queja de que "no había un programa establecido". Como una ventaja, subraya el haber tenido "más prácticas" y que "nuestros conocimientos han aumentado".

El profesor Almerich destaca que contaban con un trabajo previo ya realizado: la evaluación de competencias. "Para nosotros, el aprendizaje es siempre una superación no solo de exámenes teóricos sino también de demostración de su capacidad para realizar los trabajos. En Odontología se enseña primero con modelos, con fantomas, y luego se pasa a pacientes".

La reconversión a grado tan rápidamente ha sido posible porque "establecimos unas reglas de adaptación, aprobadas por la Agencia Nacional de Acreditación (Aneca), que han permitido traducir los estudios de licenciatura a las asignaturas de grado. Después de hacer esa adaptación, quedaban unos complementos formativos que es lo que hemos impartido este año de forma extraordinaria y que ha supuesto que la universidad permitiera duplicar grupos y tener algo más de dotación de profesores porque hay asignaturas que este año hemos dado dobles. Los horarios, prácticas y pacientes han superado las necesidades del año anterior" afirmó el profesor.

Así, los alumnos, que hace cinco años empezaron en una licenciatura, han hecho el doble de prácticas en quinto y han recibido algunas asignaturas teóricas que no estaban contempladas en el resto de su carrera.

Uno de los escollo es el trabajo de fin de carrera que los estudiantes deben realizar y la falta de normativa al respecto, porque aun no está concluida.

En el caso de los odontólogos, está la ventaja añadida de que al ser un grado con 300 créditos, los alumnos podrán realizar la tesis doctoral y dedicarse a la investigación sin tener que cursar el master,

Al final, estos grados van a permitir a los estudiantes el reconocimiento Europeo de Bolonia al tener un título de homologación plena en los 27 países del entorno del Espacio de Educación Superior. Algo que no les vendrá mal porque el mercado de estos especialistas está saturado por el incremento de facultades y licenciados en los últimos años.

La asimilación de los Arquitectos Técnicos

La primera promoción de Ingenieros de Edificación de la Universitat Politècnica de València, que acaba de graduarse, es la más numerosa de todas las que lo han hecho en el sistema universitario español que imparte la carrera adaptada a Bolonia. Más de 650 nuevos graduados, entre los que se encuentran los 220 profesionales que provienen del curso de adaptación para arquitectos técnicos, y los alumnos que han cursado la totalidad de los créditos de este nuevo título que sustituye al anterior de Arquitectura Técnica, heredera a su vez de los antiguos aparejadores y maestros de obra.

El rector Juan Juliá rechaza la polémica suscitada entorno al nuevo nombre. "Estos es modernidad y lo otro ignorancia", dijo.