La crisis que la Provincia Escolapia de Valencia arrastraba desde hace años por el discernimiento de una veintena de sus religiosos que se habían aproximado a la ortodoxia del Camino Neocatecumenal-conocido como los "kikos"- se cierra ahora, al concluir este curso. Estos frailes, vinculadas pedagógicamente a los colegios de La Malva-rosa y Algemesí sobre todo, dejan la orden para constituir una comunidad propia. El Vaticano, tras su consulta y una investigación, les obligó a elegir entre ser "kikos" o "Escolapios" porque a ambas organizaciones católicas no podían pertenecer ya que eran "sensibilidades diferentes".

"Ninguno de nuestros colegios se va a ver afectados" por esta decisión -en la que ha tenido que intervenir la Santa Sede y el Arzobispado de Valencia-, señaló ayer a Levante-EMV desde Costa Rica, donde pasa unos días, el Provincial de las Escuelas Pías, Francisco Enrique Montesinos, quien insistió en que los centros continuan siendo de esta orden religiosa.

No obstante, el hueco que dejan los 22 religiosos en los colegios -de los cuales cuatro están jubilados, cinco son seminaristas que aún están estudiando y el resto trabaja en los centros educativos, unos en Algemesí, otros en La Malva-rosa, algún otro en Albacete, dos en el Calasanz ...- será difícil de cubrir, por la actual falta de vocaciones. "Para las Escuelas Pías supone una pérdida muy grande y dolorosa porque somos como una familia. Cuando llega el momento de una separación es muy doloroso. Intentamos ser cautos y discretos. Estas personas han actuado así porque quieren hacer las cosas bien y les respetamos y queremos. Son nuestros hermanos siempre aunque hagan una nueva congregación", añadió Montesinos.

En su opinión, lo que ha sucedido es que "un grupo de escolapios decide vivir el carisma de San José de Calasanz -fundador de la primera escuela cristiana de Europa- de manera diferente. Van a la Santa Sede para preguntar si eso es Escolapio o no y el Vaticano contesta que eso no es Escolapio por lo que deben fundar una nueva congregación. Y ahí estamos. Ellos se van a ir ahora; tendrán alguna casa donde van a empezar esta nueva experiencia de vida en la Iglesia" concluyó el Provincial de Valencia de las Escuelas Pías.

Este colectivo afín a los "kikos", en la actualidad, continua en un local de los Escolapios pero deben dejar los centros educativos al concluir el curso escolar, por estas fechas. No obstante, la decisión de salirse de la orden se produce a finales de 2010, tras la intervención del Vaticano que envía un emisario a Valencia para que investigue y de un informe secreto del Arzobispado de Valencia, a través del obispo Esteban Escudero, explicaron ayer a este diario fuentes relacionadas con la orden.

Desde los Escolapios insisten en que el grupo escindido no se quedará con ninguno de los siete colegios de la provincia, a pesar de que en algunos de ellos se quedan sin la mitad de los que trabajan y cuentan con mucho profesorado ligado a los neocatecumenales, que se relacionan a través de parroquias de la diócesis. Ahora, más que un problema de los Escolapios, que también, es del Arzobispado de Valencia que debe encontrar un espacio para este colectivo.

El obispo debe acoger la nueva congregación

El Obispado de Valencia tiene ahora la "patata caliente" de la escisión de un grupo de Escolapios ya que debe buscarle acomodo tras salir de la orden. Una de las posibilidades es que este colectivo, ligado al Camino Neocatecumenal, acabe llevando un colegio diocesano de los más de sesenta que tiene repartidos por diferentes barrios.

Lo que ha ocurrido en esta congregación no es nuevo. También las Clarisas de Lerma tuvieron un caso similar con religiosas que se vincularon a los "kikos".

En la Provincia Escolapia de Valencia los problemas venían de largo ya que algunos de sus miembros, a través de las parroquias, se vincularon al movimiento neocatecumenal. Con la llegada del nuevo General Escolapio, el vasco Pedro Aguado, se quiere solucionar la crisis valenciana mandando a los "rebeldes" fuera de españa. Éstos se oponen y acuden al Vaticano para que dirima. La Santa Sede paraliza la decisión de enviarlos a otros países y abre una investigación. Las conclusiones son secretas pero el resultado final es que el discernimiento debe terminar perteneciendo a la orden religiosa o al movimiento de los "kikos", pero no pueden estar en ambos a la vez. m. ducajú valencia