Jorge Cabré, nombrado ayer conseller de Justicia y de Bienestar Social, tiene una personalidad bifronte: por un lado, es un personaje político (hasta ahora era secretario Autonómico de Justicia), y por otro, es un hombre de leyes (miembro de la Carrera Fiscal), con 23 años de ejercicio profesional en la Audiencia Provincial de Alicante.

Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en la creación literaria de Stevenson sobre el Doctor Jekyll y Mister Hyde, sus dos personalidades no son autónomas, ni independientes, sino que, por el contrario, están comunicadas e interrelacionadas. No integran compartimentos estancos, sino que se influyen recíprocamente.

De forma que sus declaraciones como «político» no pueden hacerse al margen de sus profundos conocimientos jurídicos. Es más, cuando realiza afirmaciones en contra de la Fiscalía, sus comentarios, como hombre de leyes, tienen un plus de gravedad, un plus de responsabilidad, un mayor eco atendiendo al carácter de la persona que las formula, que ha sido miembro de la Fiscalía de Alicante, a la que ahora descalifica de forma errónea y desacertada.