Francisco Camps cerró la noche del pasado viernes los últimos flecos para el nuevo contrato de la Fórmula 1 en Valencia. No deja de sorprender que horas después de que el juez José Flors ordenara la apertura de juicio oral a Camps por el caso Gürtel, y en uno de los días más difíciles en la carrera política del presidente de la Generalitat, este y la alcaldesa Rita Barberá se citaran para cenar con Bernie Ecclestone. El magnate británico aprovechó sus vacaciones, estos días en Valencia, para perfilar el nuevo acuerdo que garantiza el Gran Premio de Europa en el circuito urbano hasta el año 2021.

La ampliación del contrato, según recogía ayer ABC, podría hacerse público a finales de julio, aunque otras fuentes alargan la oficialización del mismo hasta el mes de agosto o incluso septiembre, tras las vacaciones.

La sintonía entre Camps, Ecclestone y Barberá es total, como se han encargado de escenificar todas las partes siempre que han coincidido. Minutos después de que concluyera la última edición del GP de Europa, hace cuatro semanas, ya quedó claro que habría Fórmula 1 muchos años en Valencia, aunque Ecclestone quería introducir cambios para potenciar la cita tal como reconocía a este periódico Jorge Martínez Aspar. Si esas modificaciones pasarán por retirar del calendario la otra prueba española, la de Montmeló, no deja de ser una especulación.

Cataluña tiene contrato hasta 2016, aunque a partir de 2012 las condiciones del canon económico se endurecen. Artur Mas, presidente de la Generalitat de Cataluña, se ha mostrado contrario a incrementar aún más el gasto público para organizar un GP, pero tampoco quiere quedarse sin él. En cualquier caso, Ecclestone lleva meses insistiendo en que no quiere dos carreras en el mismo país.