Rafael Betoret y Víctor Campos están muy enfadados con la marcha atrás de Francisco Camps después de que ellos hubieran reconocido ante el magistrado que va a juzgar el caso que cometieron el delito de cohecho impropio. Los dos procesados están tratando de que se respete la conformidad que prestaron ante el juez Juan Climent y que se les libere de la obligación de presentarse en el juicio oral. El problema es que los otros dos acusados deben ratificar la conformidad para que tenga validez.

Fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Valencia insistieron ayer en que si Francisco Camps y Ricardo Costa no firman se celebrará la vista oral contra los cuatro procesados en otoño como estaba previsto.

Sin embargo, los abogados de los dos procesados están tratando de encontrar un resquicio legal que permita a sus clientes evitar el juicio. Un fiscal -que no forma parte del proceso- explicó que sí cabría la opción de que se les apartara de la causa si se aplica la ley de Enjuiciamiento Criminal. Otras fuentes de la magistratura descartaron esta posibilidad e incidieron en que el Tribunal Supremo ya ha advertido de que todos los acusados deben aceptar la conformidad para que sea válida. Rafael Betoret y Víctor Campos estaban cansados del largo proceso judicial y de la presión del caso, y aceptaron pagar la multa a cambio de no tener que someterse a la vista pública. Los dos procesados iban a hacer frente a sendas multas de 49.500 euros por el delito de cohecho impropio.

Dificultad añadida

El caso es que ya han reconocido que recibieron dádivas de la trama Gürtel por sus cargos, y la Fiscalía y la acusación popular pueden utilizarlo a su favor para convencer a los nueve miembros del jurado de que los dos son culpables.