El presupuesto previsto por la Conselleria de Sanidad para gasto farmacéutico en 2011 no es ni mucho ni poco. Es simplemente ficticio. Esta es una de las conclusiones que se desprenden de repasar el estado de ejecución, a 30 de junio, de las cuentas del departamento con más peso social y económico de toda la estructura de la Generalitat, en tanto que se come en torno al 41% del dinero del Consell. Casi cuatro de cada cinco euros de los 1.164 millones consignados para costear los medicamentos de los valencianos en todo 2011 ya habían sido gastados en los primeros seis meses del año. El 89% de esa partida estaba comprometida.

Estas cifras de los fondos dedicados a farmacia, que no incluyen las medicinas administradas en los hospitales, revelan la dificultad que tendrá el conseller Luis Rosado para cumplir con una política de recorte del gasto del sistema de salud en medicamentos, ya anunciada por su antecesor Manuel Cervera. El titular de Sanidad cifró su objetivo de rebaja del desembolso en este capítulo en 200 millones de euros, lo que se antoja muy complicado a estas alturas.

Junto a los sueldos del personal sanitario -lógicamente la partida más abultada, con 2.400 millones- la parte de león de los gastos sanitarios la determinan los costes de funcionamiento, las concesiones sanitarias (el pago de los cánones a los hospitales de Alzira, Dénia, Elx o Crevillent) y buena parte de los suministros de proveedores, incluida farmacia hospitalaria.

Más deuda con los proveedores

En este amplio apartado, el capítulo dos o gasto corriente, Sanidad maneja ya una previsión de que se desborde el presupuesto al menos en 148,5 millones de euros. Esa es la cuantía de la modificación de crédito aprobada hasta el 30 de junio, con lo que el presupuesto se elevó de los 1.563 millones iniciales hasta los 1.712. El 86% de esa cantidad está comprometida, si bien se ha ejecutado el 57% de esa cifra, unos 976 millones de euros. Las obligaciones pendientes de pago alcanzaban a 30 de junio en el conjunto del presupuesto sanitario los 647,5 millones de euros, una cantidad que engordará la deuda con proveedores que, al cierre de 2009, superaba los 3.600 millones de euros.

Si en los gastos el presupuesto se queda corto, en las inversiones las partidas rebasan con creces la ejecución. A mitad del año, Sanidad ya había aplicado la tijera para reducir, vía modificación presupuestaria, en 61 millones de euros el capítulo de inversiones, que de entrada alcanzaba los 234 millones. El estado de ejecución a 30 de junio refleja que de los 173 millones restantes previstos para centros de salud, de especialidades y hospitales sólo se había invertido el 31%. Y de esos 53 millones, apenas se había pagado el 9% de las facturas reconocidas.

Uno de los apartados de inversión previstos en el presupuesto con mayor alcance social tiene que ver con la salud mental y los enfermos crónicos. Tras un modificado al alza, la inversión prevista para todo 2011 se situó en 3,3 millones de euros. Apenas el 3,88% de esa cantidad estaba ejecutada al cierre de los seis primeros meses. Y de esa ridícula cifra (128.000 euros), sólo se habían abonado poco más de 5.500 euros hasta el 30 de junio, el 4,3% de la inversión consignada para dar cobertura a la salud mental y a los enfermos que necesitan de cuidados paliativos, sin duda uno de los eslabones más débiles de la cadena del sistema público de salud.