La Marina Alta esconde algunas de las calas más espectaculares. Bueno, lo de esconder es un decir, ya que, incluso las playas más recoletas, esas a las que se llega tras caminar un trecho por una senda tortuosa, están estos días repletas de bañistas. Ya no quedan paraísos litorales por descubrir.

Las calas más bellas están siempre en la costa más escarpada, en los acantilados del Cap de Sant Antoni, el Cap de la Nau, el Puig de la Llorença o el Morro de Toix. La costa de Dénia, amable en el extenso tramo de les Marines, se vuelve abrupta en les Rotes. Aquí están las calas del Gosset, el Trampolí o les Arenetes. Son calas de zapatillas de goma y gafas de bucear. Les Rotes forma parte de la Reserva Marina del Cap de Sant Antoni. Sus fondos marinos, incluso en la orilla, albergan gran cantidad de especies de flora y fauna. Tantos atractivos han hecho que en los últimos años estas calas empiecen a masificarse. Al otro lado del Cap de Sant Antoni, está, en Xàbia, la cala del Pope, que ha quedado impracticable por los desprendimientos y la pérdida de grava. Pero el escarpado litoral de Xàbia oculta otras sorpresas. Las playas «alternativas» más conocidas son las de Ambolo, que es nudista y también sufre desprendimientos, y la Granadella. Esta última es una cala idílica que también ha sucumbido ya a la masificación. Aún así, conserva toda su belleza natural. Mientras, en el Poble Nou de Benitatxell, la cala más conocida es la del Moraig, pero, sin duda, la de más belleza agreste es la del Llebeig, que también está en los acantilados del Puig de la Llorença. En Teulada, la playa del Portet, de arena, tiene un gran encanto. Mientras, en Benissa, la cala de la Llobella y el tramo de la playa de Pinets que se conoce como la mar morta, ya que hay una especie de piscina natural de roca donde el agua está más caliente y tiene más salinidad, son las zonas de baño de más belleza y más naturales. En Calp, a los pies del Morro de Toix, también hay una cala de gran atractivo, libre de la masificación porque sólo se puede acceder a pie; es la cala Gasparet.

La playa del sastre del zar ruso

En una época en la que los sastres están de moda es necesario conocer la «Platja del ´Russo´» de Peñíscola. Se trata de una cala sin servicios de cristalinas arenas en la que vivió Jaime Sanz, sastre que se dice que sirvió a uno de los zares de Rusia. Al parecer, alcanzó allí fortuna y al regresar fundó las primeras escuelas públicas de Peñíscola, que aún hoy llevan su nombre. Se trató de una persona muy preocupada por la educación de sus conciudadanos en una época en la que la localidad era eminentemente rural y centrada en el siempre duro sector primario. Según cuenta la tradición oral, frente a esta cala Sanz se construyó una casa para albergar a su hija enferma y, por su relación con la vieja Rusia, esta playa ha acabado denominándose así popularmente. Dunas, posidonia y restos de conchas con nácar, calcio y carbonatos cristalizados dejan un paisaje que parece que haya sobrevivido a la barbarie humana sobre el litoral, lo que la hace realmente recomendable de visitar. En la zona se construyó un cuartel de carabineros que ahora ha sido rehabilitado y adecuado parcialmente dentro de las actuaciones del parque natural de la Serra d´Irta y su reserva marina. Otras playas recomendables son la cala Argilaga, Torrenova, la Basseta, la Petxina, el Pebret, la Cala Badum, entre otras.