La mecha prendió a mediodía de ayer en el granero de descontento e insatisfacción en el que se ha convertido en las últimas semanas el Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) al anunciar a las tres de la tarde el director científico, Carlos Simón, su dimisión al grupo de investigadores de la institución.

Su renuncia vino forzada por la dimisión en bloque de los cinco miembros del Comité Científico que se produjo momentos antes y que fue lo que le obligó a tirar la toalla.

Detrás del abandono en bloque de los responsables científicos hay varios argumentos de peso aunque el más destacado es el estrangulamiento económico al que la Conselleria de Sanidad ha sometido en los dos últimos años el que se inauguró como el centro estrella de la investigación autonómica, nacional e internacional y que en unos meses puede transformarse en una galería comercial de empresas, según informaron a Levante-EMV fuentes próximas a la institución.

Sin embargo, la Conselleria de Sanidad ha vuelto a dirigir una vez más el proyectil al Gobierno de Zapatero.

El argumento que se ha dado desde la conselleria que dirige el intensivista Luis Rosado para justificar la dimisión en bloque del equipo de la dirección científica se debe a la "supresión del programa de Medicina Regenerativa -que dirige Carlos Simón- por parte del Ministerio de Ciencia e Innovación, y la consecuente ausencia de recursos para llevar a cabo una gestión científica". La suspensión de la financiación a esta línea de investigación supone dejar de percibir 1.7 millones de euros y supondrá la desaparición de la línea y del Nodo del Banco de Líneas Celulares situdos en el centro.

La conselleria omite que seis proyectos de investigación del centro han obtenido 2 millones del Plan Nacional del ministerio.

El Centro de Investigación Príncipe Felipe ha informado en una nota oficial que el argumento que se ha dado desde el ministerio para suprimir esta ayuda es que la Comunitat Valenciana "no cumplía el pacto de estabilidad".

El silencio de Simón

Sin embargo, ahí no reside toda la verdad ya que la dimisión del Comité Científico era una muerte anunciada desde el lunes, cuyo cadáver tenía que arrastrar inevitablemente la caída de Simón, que era lo que se pretendía y no por estar disconformes con su política, sino con su silencio ante los continuados recortes presupuestarios a los que la Conselleria de Sanidad ha sometido al centro desde que Simón se incorporó al mismo, a finales de diciembre de 2009.

Fuentes próximas a la institución manifestaron a este rotativo que el detonante principal que ha ocasionado la dimisión del Comité Científico es la insostenible financiación y gestión económica del centro, que no está en consonancia con la dedicación de los investigadores.

Otro de los motivos que ha propiciado la renuncia es la rotunda negativa de algunos de los miembros del comité científico a participar en la intensa política de despidos que se prevé para el próximo otoño.

El centro de investigación ha informado que el presupuesto de 2011 se desglosa en 4,6 millones que aporta la conselleria de Sanidad (hace dos años eran 9); 5,3 millones de las ayudas competitivas que consiguen los investigadores y 1,7 de Medicina Regenerativa.