El incremento de la puntuación mínima -de 13 a 17- para obtener la beca de comedor de la Conselleria de Educación podría supon el cierre del servicio en colegios públicos pequeños como el de Sant Antoni Abat de Fortaleny. La reducción del número de alumnos beneficiados con la ayuda, casi un 75 por ciento menos que el curso pasado, ha llevado a la dirección del centro a buscar otras vías de financiación, como el ayuntamiento, o se verá obligado a no ofrecer más menús escolares por el coste que supone.

Hace un año, de los 56 alumnos del colegio, había unos 27 comensales de los cuales 16 recibían ayudas. Sin embargo, este curso, la cifra se reduce a quince, de los cuales solo cuatro disponen de beca. Con la subvención de la conselleria, la familia paga 30 céntimos de los 4,25 que cuesta comer cada día, pero sin ella el coste es inasumible.

Su director, José Luis Bernal, explicó ayer a Levante-EMV que "la conselleria ha puesto el listón altísimo. Con el número que tenemos ahora se hace inviable ofrecer el servicio de comedor porque hay unos gastos fijos que se tienen que pagar sean más o menos alumnos. Ahora hay días que igual viene uno, dos ..."

En su opinión, la cifra ideal para mantener este servicio es el de 25 alumnos, por lo que están intentando con la asociación de padres de alumnos y el ayuntamiento buscar otras ayudas que permitan que esté abierto ya que padres que trabajan los dos lo venían utilizando con frecuencia a la vez que hay gente muy necesitada a la que también le urge.

Otros centros, como el Ausiàs March de Mislata, cuestionan la falta de plazas de comedor escolar, ya que al colegio asisten 400 alumnos y para comer solo hay 180 plazas.

Ante estas situaciones, familias que integran la Federación de Padres de Alumnos (FAPA) de Valencia se concentraron ayer a las puertas de la conselleria para que se de respuesta a los 27.000 alumnos que este curso se han quedado sin la beca de comedor.