Miles de personas acudieron ayer hasta el «cap i casal» para rendir homenaje al símbolo principal de la celebración del 9 d´Octubre: la Senyera. Antes del mediodía la plaza ya se encontraba llena de gente que quería contemplar la tradicional bajada de la bandera desde el balcón del Ayuntamiento de Valencia.

Este año, el elegido para portar el estandarte durante todo el recorrido fue el concejal de Fiestas Francisco Lledó, después de la polémica surgida en la corporación municipal por la entrada de la comitiva en la Catedral. Tanto Compromís, como EUPV y el PSPV pidieron que se estableciera alguna fórmula para que si el abanderado no quería entrar en el templo se pudiera quedar fuera del mismo. De esta forma se quería evitar que la procesión cívica tenga carácter religioso. Lo habitual es que un año la porte un miembro del gobierno local y otro un edil de la oposición, pero este año la alcaldesa, Rita Barberá, no cumplió con ello para zanjar con esta situación. Tanto los ediles de EUPV como los de Compromís esperaron fuera del templo y en el caso del PSPV entraron todos menos Juan Soto.

Devoción por la identidad

A la llegada de las autoridades de la entrega de distinciones de la Generalitat tuvo lugar el descenso de la Senyera al son del Himno de España. La comitiva fue encabezada por Barberá y el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, quienes fueron acompañados por los consellers, el presidente de las Corts, Juan Cotino; la presidenta del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana, Pilar de la Oliva, la delegada del Gobierno; y representantes militares y de los grupos políticos del ámbito local y autonómico, como Enric Morera de Compromís y Jorge Alarte, del PSPV.

Los aplausos y gritos como «Viva la Senyera» fueron la banda sonora de este acto de exaltación popular, aunque como todos los años también se escucharon algunas consignas de grupos de extrema derecha y de la derecha valencianista. Entre ellos «el que vullga català que se´n vaja a fer la mà» o «fora el català de l´escola». Dentro de la Catedral, el arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, presidió el Te Deum. En su alocución en valenciano destacó que la historia de la Comunitat Valenciana «no seria la misma si el Rey Jaume no hubiera devuelto a la cristianada estas tierras valencianas».

El acto siguió por la calle de la Paz, hasta el Parterre, donde se hizo la ofrenda floral a los pies de la estatua de Jaume I. La procesión terminó con la vuelta hacia el Ayuntamiento. Todo ello en solo hora y media, pues como Lledó explicó a este diario, en su primer año al frente de Fiestas, quería acortarla. La mañana finalizó con una «mascletà» a cargo de la pirotecnia Martí.