Una investigación sobre los incendios forestales registrados en la Comunitat Valenciana desde 1875 ha establecido por primera vez una relación directa entre el despoblamiento rural y el aumento del número y la superficie afectada por este tipo de siniestros.

El trabajo, publicado por la revista «Climate change», establece incluso un umbral de despoblación — el de 0,6 habitantes por kilómetro cuadrado— a partir del cual se dispara la gravedad de los incendios forestales.

El estudio es el resultado de la colaboración interdisciplinar entre el profesor Santiago Fernández

Muñoz, de la Universidad Carlos III de Madrid, y del ecólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas adscrito al Centro de Investigaciones sobre Desertificación de Albal (CIDE) Juli Pausas.

En una laboriosa tarea, los autores construyeron una completa base de datos de los incendios forestales registrados en la Comunitat Valenciana para ponerlos en relación con la evolución del clima y las transformaciones sociales y territoriales en esta zona.

La conclusión a la que han llegado es que existe un cambio relevante en el número y, sobre todo en el tamaño de los incendios forestales, durante la década de los setenta. Este cambio—destacan fuentes de la universidad Carlos III— estaría directamente relacionado con el éxodo rural y la transformación en los usos del suelo.

«La despoblación de los espacios rurales tuvo como consecuencia un abandono de los espacios agrícolas intercalados históricamente entre los espacios forestales y, en pocos años, los antaño campos de cereal fueron invadidos por vegetación muy inflamable», según explica Fernández Muñoz.

Los investigadores realizaron inicialmente una investigación básica sobre la presencia de incendios forestales desde 1875 revisando los archivos de la administración forestal, «viejos periódicos y archivos municipales».

Gracias a este ingente trabajo, los investigadores confeccionaron una base de datos con miles de registros de incendios identificados por fecha, localización y superficie quemadas. Posteriormente relacionaron los datos obtenidos con variables socioeconómicas como la evolución de la población, usos del suelo, etc. y variables climáticas (precipitaciones, temperaturas mediante la aplicación de métodos estadísticos complejos para encontrar la vinculación entre las diferente variables.

«Con esta información hemos demostrado estadísticamente que el régimen de incendios ha cambiado durante la década de 1970, de tal manera que la frecuencia anual de los incendios se duplicó y el tamaño del incendio, y el área quemada aumentaron en un orden de magnitud», explica Juli Pausas.

Pese a que la despoblación y los cambios de uso fueron graduales, la investigación ha detectado umbrales a partir de lo cuales se constata un incremento muy relevante de los incendios y que se sitúan en una densidad poblacional de 0,6 habitantes por kilómetro cuadrado.