La Generalitat quisó ayer atenuar la polémica surgida entorno a las piezas abandonadas del remate del Ágora de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia (Cacsa), argumentando que la oxidación de las piezas es "superficial y no afecta a la estructura de las lamas".

Fuentes de Cacsa comentaron que "las piezas se encuentran en una parcela junto al complejo y las que están rotas no corresponden a la cubierta".

A su vez, desde la Generalitat atribuyen la responsabilidad de la guardia y custodia del almacén donde se encuentran las lamas del Ágora a la UTE Ágora -representada en el arquitecto Santiago Calatrava- y precisan que "se trata de un solar vallado que desde hace varios años es almacén de materiales de construcción".

Desde la Generalitat también defienden que las lamas -estructuras metálicas de seis a doce toneladas de peso- están dispuestas "una tras otra". Comentan que el orden se mantiene tal y como estipuló la dirección facultativa de la obra y están "en perfecto estado".

La polémica surgió cuando el diputado de EU Ignacio Blanco mostró a los periodistas imágenes de su visita al solar en las que se veían piezas resquebrajadas, oxidadas y cubiertas de maleza, una situación en la que -tal y como publicó Levante-EMV- llevan más de un año.

Restos de otros trabajos

Según Cacsa, las fotografías en las que aparecen piezas rotas y utensilios varios "se atribuyen de forma errónea a las cubiertas que forman el esqueleto del Ágora y no se corresponden con la realidad de las lamas" sino que son materiales e incluso restos de otros trabajos de la UTE. A su vez, desde la Ciudad de las Artes y las Ciencias expusieron que la UTE informó hace un mes del hurto de chatarra de las torres de apeo, "un material residual de obra que no era propiedad nuestra sino de un subcontratista".