Uno llegó en ambulancia y el otro, en furgón policial. Francisco Correa, el jefe de la supuesta trama Gürtel, y su número dos, Pablo Crespo, llegaron ayer sobre las 10.20 horas al TSJCV procedentes de la cárcel de Soto del Real con el fin de prestar declaración, de acuerdo con las previsiones iniciales. Formaban una singular comitiva, una ambulancia y dos furgones policiales. Sin embargo, el retraso en el desarrollo de la vista conllevó que tuvieran que pasarse todo el día en el Palacio de Justicia, recluidos en sendos despachos, esposados y custodiados por la Policía Nacional, sin llegar a intervenir.

Fueron diez horas de espera infructuosa, ya que finalmente sus declaraciones se aplazaron hasta hoy, después de la del exnúmero dos del PPCV Ricardo Costa; la del exvicepresidente del Consell Víctor Campos; y la del exjefe de gabinete de Turismo Rafael Betoret. Campos y Betoret, imputados en su día en el caso como Camps y Costa, declararán como testigos tras asumir en septiembre su culpabilidad y pagar sendas multas. Correa y Crespo no regresaron a Madrid, sino que pernoctaron en la cárcel de Picassent.

Antes que los cabecillas de la supuesta red, había llegado al TSJCV, a las 9.58 horas, Betoret. En cambio, no pisó el Palacio de Justicia Víctor Campos. Al igual que otro de los integrantes de la supuesta trama, Álvaro Pérez, "El Bigotes", permaneció en las inmediaciones del TSJ para acudir si lo citaban. Los abogados de ambos sí estaban en el Palacio de Justicia. "El Bigotes" era el que más fácil lo tenía ya que su domicilio familiar está enfrente de la sede del TSJCV. Otro testigo que acudió pero tampoco pudo declarar fue Isabel Jordán, empleada de Correa que declaró a Garzón que se habían pagado trajes a Camps, y José Luis Peñas, el exconcejal del PP que destapó el caso Gürtel.