Comenzó su declaración admitiendo sólo una relación de amistad con Álvaro Pérez fraguada a través de años de trabajo juntos en la organización de actos del PP y la concluyó sin que ninguno de los presentes en la sala de vistas en la que Ricardo Costa está siendo juzgado junto al exjefe del Consell, Francisco Camps, por sendos delitos de cohecho (por supuestamente recibir regalos de la red Gürtel) tuviera dudas de que los contactos del político popular con los miembros de este entramado de corrupción se extendían también a sus cabecillas: Francisco Correa (que ayer, en calidad de imputado-testigo, se negó a testificar por estos hechos) y Pablo Crespo, que sólo respondió a los abogados defensores.

Para ello fue precisó que la fiscal anticorrupción Concepción Sabadell acorralara al imputado con un interrogatorio más incisivo y preciso que al que fue sometido la tarde anterior su compañero de banquillo y que acabara la faena con la audición de unas conversaciones que despejaban toda sombra acerca de las relaciones del portavoz de Economía de las Corts con el tándem Correa-Crespo.

En las cuatro horas en que Costa estuvo respondiendo a la preguntas de todas las partes (sin eludir al representante de la acusación popular, al contrario de lo que hizo Camps) el popular quiso que quedaran claras varias cuestiones: que él, pese a su dilatada carrera política, nunca ha sido cargo público ni ha tenido competencia alguna en materia de contratación, que las únicas prendas que le confeccionó José Tomás (quien trabajaba en Milano y Forever Young aunque Costa aseguró desconocer este hecho) las pagó a través de Álvaro Pérez , tal y como le indicó el sastre, y que nunca más volvió a encargar nada de confección a Tomás porque no le gustó el resultado.

No aportó Costa factura de este pago (un documento que asegura que pidió pero que no le fue remitió y tampoco le dio mayor importancia a no tenerlo) aunque ayer sí quiso incorporar a la causa un extracto bancario de mil euros como prueba del abono. "Algo que dije en mi declaración ante el juez instructor que existía pero que nadie me ha reclamado", se quejó un Costa que, salvo excepciones, respondió al ministerio público con menos vehemencia que su antecesor en este trance.

Sus más y sus menos provocó la incorporación de este documento que la fiscal no consideró que tuviera la categoría de "extracto", del que el abogado de Camps, Javier Boix apoyó su inclusión y que el presidente del tribunal, Juan Climent, admitió finalmente no sin antes recordar al abogado de Costa que dispuso de un plazo amplio de tiempo para presentarlo y no lo hicieron.

El imputado aclaró que el total de la deuda con José Tomás rondaba los 1.500 euros y que a los mil que autorizó a su secretaria a sacar de su cuenta (y que, según Costa, son los que aparecen en el extracto), él añadió el resto de su bolsillo.

A preguntas del abogado del PSPV, el imputado precisó que encargó ese traje a José Tomás por compromiso (porque se le había presentado Álvaro Pérez indicándole que eran prendas de buena calidad y por la mitad de precio de lo que él solía pagar (que cifró en unos mil euros) y justificó que el precio final fuera de 1.500 porque Tomás le tuvo que mandar otro traje al no quedarle bien el primero.

Sin explicación

Tanto la fiscal como el letrado Virgilio Latorre quisieron saber por qué si pagó la única prenda que encargó al sastre (que trabajaba en las firmas que figuran en el sumario del Gürtel como las que confeccionaban la ropa con que supuestamente la trama corrupta obsequiaba a los políticos) existe un documento en el que aparece su nombre junto a cantidades que fueron abonadas por el grupo Correa. No tuvo explicación Costa para esto ni para la localización en el ordenador de un barco que el número dos de la red, Pablo Crespo, tenía en Calpe de un documento escaneado donde aparecían recogidas otra serie de prendas vinculadas a él. Ni acerca de pedidos a su nombre en los que se solicita la confección de varios pantalones de unas determinadas características y de un traje "sin etiqueta". Pero nada de eso fue aclarado por el imputado quien volvió a insistir una y otra vez en que él había pagado lo que había encargado.

Sólo en caso de uno de los documentos en los que aparecen las medidas para la confección de un traje atribuido supuestamente a Costa, el diputado popular fue profuso al explicar que prueba de que él no era el destinatario son las medidas que aparecen reflejadas y que corresponderían en realidad a una persona más delgada. Para ratificar este hechos ha citado a declarar a un conocido sastre de Valencia, "el único testigo al que hemos llamado", dijo Costa.