El presidente de la Generalitat y del PPCV, Alberto Fabra, comenzó ayer a enterrar la herencia del exjefe del Consell, Francisco Camps. Seis meses después de aterrizar de la mano de Génova en un Ejecutivo diseñado por Camps, quien dimitió el 20 de julio por su procesamiento en la causa de los trajes, y despejado el panorama político tras el 20N, Fabra acometió su primera remodelación. A diferencia de Camps, que se regocijaba pulverizando las quinielas en sus nombramientos -la última vez, en julio, cuando situó a la directora de Canal 9, Lola Johnson, como portavoz del Consell-, Fabra es previsible. No aspira a sorprender, sino a actuar al dictado del sentido común. Por eso estaba cantado que a la primera ocasión que se le brindara apartaría de la vicepresidencia a Paula Sánchez de León, colaboradora fiel de Camps, quien incluso llegó a situarla como su delfín. La oportunidad se presentó ayer, con el nombramiento, en sustitución de la socialista Ana Botella, de Sánchez de León como delegada del Gobierno en la C. Valenciana, una designación del Consejo de Ministros a instancias de Fabra. En su lugar, situó como vicepresidente a José Ciscar, actual conseller de Educación y vicesecretario general del PPCV, que asume también la portavocía del Consell que ejercía hasta ahora Johnson, consellera de Cultura, Turismo y Deporte.

Ciscar se convierte así en el nuevo hombre fuerte del Gobierno valenciano y ya se verá si también del partido. El propio presidente anunció los cambios en una rueda de prensa en el patio gótico del Palau de la Generalitat en la que compareció solo. Fabra tiene una estrecha relación con Ciscar, fraguada en la dirección del PPCV, donde coincidieron en noviembre de 2009 -el primero, como coordinador general y el segundo, como vicesecretario general- tras los cambios que Camps se vio obligado a realizar por exigencias de Génova a raíz de la defenestración de Ricardo Costa como número dos, en medio del acoso judicial por el caso Gürtel.

Allí conectaron, por talante y estilo de hacer política. Su gestión del conflicto con los zaplanistas en Alicante, sin estridencias, ha sido modélica, para Fabra. En la dirección del partido también coincidieron con otro valor en alza en la nueva etapa Fabra, la hasta ayer alcaldesa de Torrent, María José Català -aupada por Camps en su día como una de las cuatro coordinadoras del PPCV-, que sustituirá a Ciscar en el departamento de Educación, Empleo y Formación.

Fabra inaugura así el postcampsismo, aunque con el mínimo movimiento de piezas, rompiendo sólo los platos imprescindibles y dándole una salida elegante a Sánchez de León. Ésta se había ganado la confianza del presidente pero su imagen estaba totalmente asociada al exjefe del Consell. De talante conciliador y enemiga de las intrigas, su labor como coordinadora del Gobierno había mostrado, no obstante, carencias. La gestión del decálogo de pactos propuestos por Fabra quedó lejos de las expectativas, al igual que la del futuro modelo de RTVV. Al respecto, la última operación en el consejo del ente público, donde el PP llegó a perder la mayoría al hacer dimitir a su presidente, Juan de Dios Navarro, para hacerlo delegado del Consell en Alicante, antes de atar un sustituto, no gustó nada al titular del Ejecutivo. Le faltaba, dicen, autoridad para poner firmes a los consellers. Algo que sí atribuyen a Ciscar. La confianza, no obstante, explica por qué Fabra le ha dado la Delegación, donde deberán trabajar en colaboración.

Verdeguer no se irá

El jefe del Ejecutivo comunicó la decisión a los elegidos la tarde del jueves. Ayer, preguntado sobre si sugirió el nombre de Sánchez de León al ministro del Interior, respondió: "Estuve hablando, pero no con el ministro", dando a entender que la gestión fue a un nivel superior, con toda probabilidad la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. También aseveró que "no va a haber más cambios", despejando las dudas sobre la marcha del conseller de Economía, Enrique Verdeguer, a Madrid. Con todo, no se pilló los dedos al deslizar que si Rajoy piensa en algún responsable del PPCV, estará encantado. Asimismo, apuntó que "en principio" no va a haber cambios en el segundo escalón del Consell, aunque tendrá que hablar con Ciscar y Català. "En principio la estructura de las conselleries se mantiene", recalcó.

Se deshizo en elogios hacia todos. La C. Valenciana, dijo, gana "mayor y mejor presencia" con De León de cara al Gobierno, al tiempo que "reforzamos y potenciamos la imagen del Consell". La delegada, subrayó, será "puente fundamental" para hacer realidad las reivindicaciones de la Generalitat. Aunque la mayor loa fue para Ciscar, el perfil del político que quiere para el Consell: "dialogante, que busca el consenso, comprometido y con un carácter pausado"; la imagen que "deben tener los políticos de cara a los ciudadanos, especialmente en un momento tan complicado".

Ahora, "plenamente identificado"

Sobre la escasa presencia de valencianos en el Gabinete de Rajoy, Fabra alegó que no se trata de un "gobierno de cuotas, ni de género ni territorial", sino que se "prima la eficacia y la capacidad". Para Fabra, es "más importante" un Gobierno que le "escuche" y sea "sensible" a los problemas, algo que a su juicio sí está viendo, que las cuotas. Defendió que tanto en este nuevo Consell como en el heredado de Camps, se ha sentido "muy cómodo con todas las personas". Y apostilló: "Me he sentido identificado con el anterior Consell y plenamente identificado" con el actual.