­Alberto Fabra dio ayer por inaugurado el postcampsismo en Consell. Un postcampsismo con campsistas, se entiende, ya que tanto Sánchez de León como José Císcar o María José Catalá fueron promocionados en su día por Camps. De la cosecha de éste, Fabra ha seleccionado a los que pueden encarnar mejor una transición sin traumas. Ahora el siguiente paso será la organización del PPCV, donde el expresidente Francisco Camps también situó en su día a personas de su confianza. En la comparecencia ante la prensa, Fabra fue inquirido sobre si los nombramientos en el Ejecutivo comportarán consecuencias en la dirección de los populares valencianos, toda vez que el nuevo hombre fuerte del Consell, José Císcar, es vicesecretario general; es decir, número tres, por debajo del secretario general, Antonio Clemente. «El congreso regional —que se celebrará en la segunda quincena de abril— está a la vuelta de la esquina y entonces es cuando resolveremos todas esas cuestiones y haremos una nueva estructura».

De este modo, admitió que si ayer comenzó a marcar su impronta en el Consell al otorgar a Císcar la vicepresidencia y la portavocía, desde donde se ocupará de la coordinación entre las conselleries, el siguiente paso será el partido. Fabra confesó que también es su caso, ya que él era coordinador general del PPCV cuando en julio, tras dimitir Camps, tuvo que asumir la Generalitat y la presidencia de la formación popular. «También Pepe Císcar —dijo— tiene una responsabilidad importante, como María José Catalá [una de las cuatro coordinadoras del partido, junto con Rita Barberá, Isabel Bonig y Mercedes Alonso], pero estas cuestiones las resolveremos en el congreso regional».

Mando en el partido

La fulgurante carrera de Catalá, de 30 años, llevó ayer a dirigentes populares a considerarla como una futura baza de Fabra para suceder al actual presidente provincial del PP en Valencia, Alfonso Rus. Éste no encaja precisamente en varias de las virtudes del político ideal que ayer describió el jefe del Consell referidas a Císcar —«dialogante, que busca el consenso, comprometido y con un carácter pausado»—, al tiempo que, se asegura en círculos del partido, a Génova no han gustado algunas de las estridencias protagonizadas por el alcalde de Xàtiva. De ahí que desde sectores del partido se dé pábulo a la posibilidad de moverle la silla al actual titular de la Diputación de Valencia. En cuanto a Císcar, convertido en la mano derecha de Fabra en la Generalitat, nadie duda de que será también hombre fuerte en el PPCV y que ocupará un puesto de relevancia. La opción más sencilla es que Císcar asuma la coordinación general, un puesto que entronca con su papel en el Ejecutivo y que dejó vacante precisamente Fabra al pasar a la presidencia. Otra posibilidad que se baraja es que pudiera sustituir a Clemente como secretario general, «número dos» de la organización. Es un modelo que cuenta con precedentes: el de José Luis Olivas. Fue vicepresidente del Consell y secretario general del PPCV con Zaplana en el Palau. Con todo, esta fórmula conllevaría que Císcar fuera a la vez portavoz del Consell y del partido. Ello generaría una confusión entre su papel en el gobierno y en el partido.

Fabra da gran valor al trabajo de pacificación con los zaplanistas de Alicante que desarrolló Císcar en los momentos más duros de enfrentamiento con Camps. Al igual que en Educación, donde, destacó, ha logrado«tranquilizar el entorno de la conselleria con el diálogo y el consenso». Esto es, que Císcar tendrá, con independencia del cargo, mando en el partido. En cambio, se aleja de la presidencia provincial de Alicante, donde Miguel Ortiz podría continuar. Tanto el talante del vicepresidente del Consell como el de Clemente abonan la hipótesis de que éste último pudiera seguir como secretario general. El «número dos», fiel colaborador de Camps, no es persona dada a los conflictos, ni le gusta el primer plano. Mantenerlo no generaría conflictos. Con todo, otras fuentes del PP entienden que Fabra pondrá en la secretaría general a otra persona de su confianza, ampliando su equipo.

Al igual que con Sánchez de León, el líder de los populares daría una salida digna a Clemente. Algunos sitúan a éste en la Mesa de las Corts, incluso en la presidencia, si el actual titular, Juan Cotino, marcha a Roma para ser embajador ante el Vaticano. Font de Mora seguiría como vicepresidente en las Corts, ya que el criterio territorial desaconseja que otro castellonense dirija el Legislativo. También hay quien ve a Clemente en un puesto de relevancia en el grupo, incluso de portavoz, a costa de Rafael Blasco.

Los nombramientos de Rajoy obligan a remodelar cuatro ejecutivos autonómicos

Los nombramientos de altos cargos en el Gobierno de Mariano Rajoy han provocado la remodelación en cuatro ejecutivos autonómicos: Madrid, Galicia, Aragón y la Comunitat Valenciana, el Consell de esta última ha tenido que relevar a la vicepresidenta de la Generalitat, Paula Sánchez de León que fue nombrada delegada del Gobierno. El Gobierno de Esperanza Aguirre es el más afectado por estos nombramientos, ya que la presidenta madrileña tendrá que prescindir hasta de ocho altos cargos de la Comunidad y organismos anexos que han sido fichados por Rajoy. Por su parte, el gallego Alberto Núñez Feijóo tendrá que prescindir en la Xunta de Galicia de dos de sus conselleiras. La presidenta aragonesa Luisa Fernanda Rudi ha perdido al consejero de Hacienda.

La exconsejera de Turismo de la Generalitat Valenciana, Belén Juste, se quedó a las puertas de ser nombrada secretaria de Estado de Turismo, puesto que finalmente se llevó a la diputada del PP por Baleares en la actual legislatura, Isabel Borrego. El actual conseller de Economía, Enrique Verdeguer, también se ha quedado fuera de un puesto en el Ejecutivo central. Verdeguer había mostrado en privado su deseo de regresar a Madrid donde reside su familia tan solo cinco meses después de ser nombrado. Para ello espiraba a reubicarse en el segundo o tercer escalón del nuevo Gobierno de Rajoy, algo que no ocurrirá a la vista de que Fabra lo ha mantenido en el Consell.

Mariano Rajoy ha nombrado subsecretario de Educación, Formación Profesional y Universidades a Fernando Benzo Sáiz, exdirector de la Oficina del arquitecto Santiago Calatrava en Valencia. Tras dejar este trabajo en la capital valenciana, Benzo (Madrid, 1965) se marchó en 2009 como asesor del Grupo Parlamentario Popular en el Parlamento Europeo.

El «reinado» de Lola Johnson prometía pero ha durado apenas seis meses

La segunda víctima política de la remodelación que ayer acometió Alberto Fabra se llama Lola Johnson, consellera de Cultura, Turismo y Deporte. A secas. Johnson ha perdido su condición de portavoz del Gobierno autonómico. Sus comparecencias semanales ante los periodistas han durado seis meses. Intensos, eso sí, en pleno fragor de los escándalos políticos y judiciales —como el de los trajes o el caso Emarsa— y con permanentes anuncios de medidas de recorte. Johnson, amiga personal de Francisco Camps, cambió la dirección de Canal 9 por la portavocía del Consell llamada por el antecesor de Fabra, un mes antes de su dimisión. Dio el salto inverso al de otros directivos de RTVV, como Pedro García, Jesús Sánchez Carrascosa o Genoveva Reig, que pasaron de la Generalitat a la televisión pública. La carrera política de quien atribuyó el Tirant a Ausiàs March prometía, pero la circunstancia de que su valedor acabó en el banquillo de los acusados, la ha condenado. «Císcar tiene un perfil muy adecuado para llevar la coordinación entre todas las conselleries y ser la voz del Consell hacia la sociedad», comentó ayer Fabra, para quien «parece lógico que sea el vicepresidente quien ostente la portavocía». Quizás sin pretenderlo, o sí, el presidente puso en evidencia el diseño del Consell que hizo Camps en junio, cuando convirtió en portavoz a la titular de Cultura, Turismo y Deporte, en detrimento de la vicepresidenta.