La nueva Delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Paula Sánchez de León, se comprometió ayer a trabajar en los próximos meses para que la Comunitat Valenciana "vuelva a ser" una comunidad de las oportunidades "reconocida y prestigiada" conocida "de nuevo", insistió, "por su dinamismo y por su empuje".

La ya exvicepresidenta y consellera de Presidencia de la Generalitat Valenciana subrayó en su toma de posesión el inicio de una nueva etapa, plena de "colaboración" y "lealtad" entre el Gobierno central al que ahora representa y la Generalitat Valenciana para la comunidad sea "una referencia en España de liderazgo, de políticas innovadoras y que contribuya al proyecto común que es España".

La delegada ofreció su total "lealtad" al tiempo que pedía "colaboración" al gobierno valenciano y destacaba que la coordinación es vital "para salir de la crisis juntos".

Paula Sánchez de León juró ayer su cargo como delegada del Gobierno en un acto celebrado en la Capitanía General de Valencia debido a las obras que se realizan en la sede del Palacio del Temple. La ya exconsellera estuvo acompañada de la práctica totalidad del Gobierno de la Generalitat Valenciana, así como del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo; del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra; presidente de las Cortes Valencianas, Juan Cotino; de la Diputación de Valencia, Alfonso Rus y la alcaldesa de Valencia Rita Barberá. También asistieron el arzobispo de Valencia Carlos Osoro y el teniente general Rafael Comas.

En su capítulo de agradecimientos, Paula Sánchez de León se mostró orgullosa de su participación en distintos cargos de la Administración valenciana desde hace 15 años. En relación al expresidente Camps, juzgado por una causa por cohecho impropio derivada del caso Gürtel, Sánchez de León dijo que le debía "algo más que agradecimiento" por la oportunidad que le dio de entrar en sus gobiernos y justificó su ausencia al afirmar que "no nos ha podido acompañar".

Respeto al Gobierno de España, lo calificó de "tenaz y responsable", capaz de hacer de España "un país respetado, orgulloso de sí mismo y sin tensiones".