«Buenos días, mi querido amigo. Novedades». De esta guisa recibía Manuel Fraga, todos los días a primerísima hora de la mañana, al actual Síndic de Greuges, José Cholbi, el primer vicesecretario general entre 1976 y 1977 que tuvo el exministro franquista y expresidente gallego tras la fundación de Alianza Popular (AP), el actual Partido Popular. Y Cholbi tenía que estar preparado para dar el «parte»: resumen de prensa, focos de conflicto en la organización... Antes de la herencia de «gürteles» y eventos que han traído los recortes, Fraga ya «inventó» la austeridad en un partido en el que entonces había, por así decirlo, cuatro gatos. Por eso no se cansaba de alabar la actitud de Cholbi, quien algunas noches, de paso que dormía en un sofá de la sede de AP en Madrid, si hacía falta, hasta barría el suelo. Pero «don Manuel» no olvidaba nunca recordarle: «Eso sí, apague la luz».

El exvicepresidente de las Corts fue uno de los dirigentes valencianos que más relación tuvo con Fraga y, fruto de ello, es conocida en el PP la siguiente anécdota: Cholbi fue el último responsable popular que despidió a Fraga tras su marcha después del fracaso en las elecciones de 1986, el que recibió a Hernández Mancha y, una vez éste último dimitió en enero de 1989, el que abrió la puerta a Aznar. El escándalo del caso Naseiro de presunta financiación irregular del PP, que estalló en abril de 1990 y donde —como ahora con Gürtel— aparecieron implicados muchos responsables valencianos, como el extesorero nacional Ángel Sanchis o el desaparecido exconcejal de Valencia Salvador Palop—, no le pilló a Fraga en la dirección del partido, aunque el entonces responsable de las finanzas y que dio nombre al caso, Rosendo Naseiro, era paisano y amigo.

Pero las vinculaciones de Fraga con Valencia venían de lejos. La primera cátedra —de Derecho Político— que tuvo Fraga la logró por la Universidad de Valencia el 25 de mayo de 1948, con 25 años. La oposición se la ganó al histórico catedrático de Derecho de Valencia Diego Sevilla Andrés, padre de la exletrada de las Corts Julia Sevilla. El joven catedrático, sin embargo, estuvo muy poco en Valencia, algo más de un año. En 1951 fue designado secretario general del Instituto de Cultura Hispánica y en el 53 logró la cátedra de Teoría del Estado por la Complutense de Madrid.

Como ministro de Información y Turismo entre 1962 y 1969, fue impulsor de la red de paradores y, no en balde, algunos de los pueblan la Comunitat Valenciana llevan su sello, como el de Xàbia, que visitaba por su relación con Cholbi, o el del Saler, inaugurado en 1966. Hay quien todavía recuerda su visita a Valencia para ver las maquetas y planos expuestos en el ayuntamiento. «Recorrió la muestra y al terminar, advirtió de dos divergencias entre lo que ponía en los planos y lo que mostraban las maquetas. Esto no es así», advirtió con el temperante que lo caracterizó, dejando temblando a más de un funcionario.

Pero lo que muchos dirigentes populares recordaban ayer eran las paellas entre naranjos en Quart de Poblet, en una propiedad del militante fallecido Antonio Andrés a las que acudió en numerosas ocasiones a lo largo de los 80 a reunirse con los responsables del partido. «Si lo citabas para una paella en el huerto de Antonio lo dejaba todo y se venía», evocaba un veterano exrresponsable popular. «A Fraga le gustaba meterse por el medio a cocinarla, aunque no sabía, y allí hablaba con todos», apuntó. Esas paellas, con tablones por el suelo para moverse con mayor comodidad por el huerto, congregaban a decenas de cargos de AP, como el propio Sanchis —dueño de fincas en Argentina que el fundador del partido visitó varias veces—, Manuel Giner Miralles (entonces presidente regional), José Rafael García-Fuster (expresidente provincial de Valencia), Ignacio Gil Lázaro, Martín Quirós y otros muchos.

«La mejor alcaldesa de España»

El enfrentamiento de la actual alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, sobre todo con los hombres de Fraga en la C. Valenciana la llevó a dimitir como presidenta del grupo popular de las Corts en septiembre de 1989 —el mismo día en que Fraga designó a Aznar como sucesor, lo que se interpretó entonces como gesto de distancia—, pero meses después, ya con Aznar al frente del PP, le devolvieron los galones tras un informe de... José Cholbi, quien se entrevistó con todos los diputados. Con el tiempo Fraga reconoció los méritos a «la mejor alcaldesa de España», como dijo en octubre de 2009 para elogiar la honradez de Barberá y criticar la actuación de Francisco Camps en el caso Gürtel.

Del legado de Fraga los populares deslizan un reproche. Su decisión, empeñado en agrupar a todas las derechas regionales, de integrar en las generales de 1982 dentro de la coalición que lideraba AP a Unión Valenciana, que se había formado hacía dos meses. UV obtuvo así una caja de resonancia y luego siguió su camino en solitario. En 1991 a punto estuvo de ganar a Rita Barberá la primacía del espectro de la derecha y, en consecuencia, la alcaldía de Valencia. Una militante dio ayer un retrato certero: «Fraga era muy humano y muy buen hombre. Ahora, nos tenía un poco asustados. Nos citaba a reuniones de partido a las 8 de la mañana. Si llegabas tarde, mejor no entrar».