Fabra logró ayer contentar a buena parte del partido con sus explicaciones sobre el tijeretazo. En una intervención no exenta de autocrítica y muy preparada, según varios de los presentes, Fabra se esforzó en explicar las razones de un ajuste que, insistió, revisará al cabo de dos años. Anticipó que no iba a tirar por tierra la herencia recibida -dio cifras de las inversiones realizadas en infraestructuras, colegios y hospitales- y defendió la gestión realizada en los últimos 16 años por los gobiernos del PP. No citó a su sucesor (tampoco lo hizo nadie), Francisco Camps, en el banquillo por la causa de los trajes, pero fue cuidadoso para evitar responsabilizarle de la delicada situación financiera. Según Fabra las medidas eran ineludibles para ganar credibilidad ante los mercados y los bancos, así como ante el propio Gobierno central al que alabó por, a diferencia de la etapa de Zapatero, haber ayudado a la C. Valenciana. Fabra reconoció que los vencimientos de préstamos están poniendo en un aprieto a la Generalitat y mantuvo que hay que pagarlos y el dinero sólo puede salir del presupuesto. Instó al PP a explicar el ajuste ante la opinión pública y admitió fallos en la comunicación de las medidas.

La reunión se prolongó casi hora y media ya que hubo varias intervenciones. Además de la de Rus y Carlos Fabra, hablaron varios alcaldes para respaldar a Fabra e instar a la unidad del partido. El alcalde de Sagunt, Alfredo Castelló, en su día un campsista de pro, habló para agradecer que "por primera vez" alguien diera explicaciones en el PPCV. El debate interno fue recibido con satisfacción.