El llamado "juicio de los trajes" contra Francisco Camps y Ricardo Costa ha sido, durante sus 26 días de duración, uno de los acontecimientos con mayor repercusión informativa y presencia en las redes sociales, que se han utilizado incluso para fines perversos, como suplantar a un organismo oficial.

Ha sido el primer juicio con jurado que se celebra en España contra un aforado y este hecho, unido a la singularidad de los acusados y a su presunta relación con una de las mayores tramas de corrupción desarticuladas en este país, despertó un gran interés en los diferentes espacios comunicativos.

Comenzó el pasado 12 de diciembre y ese día había más de 150 periodistas acreditados para su cobertura, la mayoría de los cuales aguardó unas once horas ante la puerta del Palacio de Justicia a que terminara la selección del jurado, que quedó registrada como una de las más extensas de la historia del tribunal popular español.

La sala designada para la vista fue la que antiguamente albergaba la Sección Segunda de la Audiencia de Valencia y, ante la imposibilidad de acoger en ella a todos los periodistas y ciudadanos que pretendían asistir, el Tribunal Superior de Justicia decidió habilitar otra de sus salas para los informadores.

Desde este espacio, convertido en improvisada redacción repleta de monitores, altavoces, ordenadores portátiles, cámaras y sistemas de grabación y transmisión radiofónica y televisiva, el juicio ha adquirido una notable trascendencia pública aguantando "tirones" informativos como los recortes presupuestarios estatales o la vista contra el expresidente balear Jaume Matas.

Los principales periódicos nacionales y regionales han reservado un espacio diario en su edición impresa, mientras que en sus respectivas páginas web, "el juicio de los trajes" siempre ha mantenido una posición destacada y actualizada hasta en tres ocasiones durante una misma jornada.

En algunos casos, el juicio contra el expresident de la Generalitat y el ex secretario general del PPCV ha sido retransmitido en tiempo real, literalmente, por alguno de estos medios.

La principal diferencia entre este proceso y otros que también tuvieron una gran repercusión periodística -como el juicio contra el anestesista Juan Maeso por el contagio masivo de hepatitis C- ha radicado en el apogeo de las redes sociales de internet.

De hecho, uno de los mayores ámbitos de difusión y comentario ha sido "Twitter", inundada a diario de mensajes relacionados, especialmente, con los protagonistas de la vista.

Algunos de los "hagstags" -etiquetas que clasifican mensajes sobre un mismo asunto- creados por los usuarios, como #juicioaCamps, han alcanzado puestos elevados en la clasificación de popularidad y consulta, convirtiéndose en lo que popularmente se conoce como "trending topic".

"Twitter" también ha albergado una de las más oscuras anécdotas del juicio, ya que alguien creó un perfil que trataba de suplantar la cuenta oficial del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) valenciano y lo utilizó para descalificar al juez y a las fiscales del juicio, e incluso cargar contra los miembros del jurado.

La cuenta fue denunciada por la propia presidenta del TSJ, Pilar de la Oliva, en su nombre y en el de la institución, al constatar que también se habían difundido imágenes personales de ella y de su familia.

El perfil fue desactivado por la red social dos días después de la denuncia, y el caso está siendo investigado por un juzgado.

El juicio, que se ha prolongado durante seis semanas, ha sido una fuente inagotable de noticias, comentarios y análisis, generadas principalmente por el desarrollo del proceso, pero también por la actitud y las acciones de los acusados.