Si en el congreso de Sevilla gana Alfredo Pérez Rubalcaba, el líder de los socialistas valencianos, Jorge Alarte, se presentará a la reelección en el PSPV. Y si vence Carmen Chacón, también. En cualquier caso y pese a la anemia orgánica que le detectó la radiografía que el sábado se hizo el partido, Alarte no piensa tirar la toalla. «Es mi responsabilidad, como secretario general, articular una mayoría sólida para darle estabilidad al partido en un momento tan delicado para esta organización y, sobre todo, para los valencianos», explicó ayer en declaraciones a este diario.

No adelantó cuáles son sus planes. Cómo piensa negociar con los distintos sectores para imponerse en el congreso que se celebrará en Alicante el 30 y 31 de marzo y 1 de abril. «Por supuesto que quiero continuar y no por comodidad personal sino para no favorecer a Fabra y al PP», contestó a la pregunta de si se ha planteado no optar a revalidar el cargo de secretario general. «Sigo porque descabezar el grupo socialista en las Corts sería una irresponsabilidad, sería volver a un escenario que yo he vivido y es un desastre», añadió el síndic socialista. Entre septiembre de 2008 y julio de 2011, Alarte no tuvo ninguna plataforma institucional desde la que impulsar sus propuestas y denuncias. Sólo la sala de prensa de Blanquerías. Lo mismo le sucedió a Ignasi Pla entre septiembre de 2000 y julio de 2003.

El secretario general del PSPV entiende que por primera vez el PP «tiene problemas serios y la Generalitat está en suspensión de pagos, por eso hay que salir fuertes del congreso y el responsable de impulsar una mayoría es el secretario general», abundó. Apenas tres días después del batacazo en la elección de delegados, Alarte hace autocrítica. «Sin ninguna duda, me equivoqué. Debería haber negociado un acuerdo». Explica que en esa elección se votó en clave Rubalcaba-Chacón, pero también que hubo quien aprovechó la votación como un «desahogo» contra el secretario general. Y dijo entender ese malestar. Tanto Alarte como sus colaboradores ponen el acento en que era la primera vez desde el congreso provincial en que se presentaba la ocasión de aprovechar para pasar factura a la dirección por alguna cuenta pendiente. «Debemos tomar nota», concluyó.