Antonio Moreno tiene 55 años y lleva 39 trabajando como cartero. Toda su vida fue pegado a una motocicleta pero un accidente hace ocho años lo dejó impedido. Tras regresar a su puesto de trabajo y con visibles problemas para andar de manera prolongada y cargar peso asegura que Correos le obliga a hacer el reparto a pie y con el carro de las cartas. Antonio, que tiene hasta una tarjeta para aparcar en zona de discapacitados por su invalidez, hace uso de una muleta para poder cumplir con su obligación.

«No puedo cargar y descargar ni andar bien y aún así me obligan a cargar y descargar todas las mañanas», explica Antonio. Los vecinos de su zona de reparto, la Avenida Primero de Mayo de Valencia, presencian extrañados como Antonio se ayuda de una muleta para dejar el correo en los buzones. En algunos casos le prestan ayuda hasta para entrar a los patios. De hecho son los propios vecinos los que se pusieron en contacto con este periódico. Antonio afirma que muchos de los ciudadanos a los que da servicio le preguntan por su situación y que debe estar mucho rato explicando su situación.

«Lo malo es cuando tengo que subir una carta certificada a un quinto piso sin ascensor», se lamenta. Antonio argumenta que puede andar aunque no muy prolongadamente ni tampoco cargar peso. Defiende su situación con un informe forense firmado por el Ministerio de Trabajo. «Limitación para la bipedestación-deambulación prolongadas», explica el documento. Además, en sus conclusiones detalla que Antonio tiene «un dolor crónico en el muslo derecho que no cede al tratamiento conservador y que limita para su trabajo de carga y descarga correspondencia, repartidor de correo a domicilio, constituyendo una incapacidad permanente parcial». Es decir, Antonio no es apto físicamente para realizar el trabajo que todos los días le encomiendan desde su empresa.

Este informe del Ministerio de Trabajo va adjunto al recurso contencioso-administrativo que tiene presentado contra Correos desde hace varios años y en el que solicita se le declare una «incapacidad permanente parcial». Según apunta, el Tribunal Superior de Justicia fallará en breve. Además, también tiene una baja del traumatólogo aunque dice que desde la empresa pública le siguen proponiendo trabajar repartiendo.

Antonio asegura que le han puesto un refuerzo en su zona pero que esa no es la mejor solución ya que todavía tiene que cargar con peso y andar muchas horas. De hecho, entra a trabajar a las 7.30 horas de la mañana y finaliza a las 15 horas. «Me podían haber puesto en las oficinas pero me han puesto a andar. Yo no puedo pedirlo porque se trata de plazas fijas», se lamenta el trabajador.

Correos dice que tiene el alta

Por su parte, según explicaron fuentes de Correos, el caso de Antonio Moreno «ha pasado en varias ocasiones por el Equipo de Valoración de Incapacidad (EVI), que es el órgano reglamentariamente establecido para la formulación de los dictámenes en materia de incapacidad». Desde la empresa pública apuntaron que el EVI depende del Instituto Nacional de la Seguridad Social y que «son ellos los que emiten la resolución que determina el alta médica». «Así pues Correos no ha hecho otra cosa que cumplir con los dictámenes del EVI», aseguraron las mismas fuentes.