El desarrollo de una segunda vida para los neumáticos usados puede proporcionar también una nueva oportunidad para decenas de personas que cada año sufren un accidente al estrellarse contra los bolardos y otras protecciones usadas en el ámbito de la seguridad vial.

El Instituto Tecnológico del Plástico (Aimplas) y el Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV) presentaron ayer el primer bolardo confeccionado en un 89 por ciento con caucho reciclado y procesado, además, mediante un sistema "innovador y medioambientalmente sostenible", según sus promotores.

El material desarrollado gracias al proyecto Eco-Rubber, podrá aplicarse a la fabricación de otros productos de mobiliario urbano como las barras protectoras de los parkings o los sistemas de reducción de velocidad en las calzadas.

El proyecto ha contado también con la participación de Berlá, una empres vallisoletana, y de Recipneu-Tyre Recycling National Enterprise de Sines en Portugal.

Según los investigadores del proyecto, la principal novedad que aporta la investigación es la utilización del caucho reciclado como materia prima de alta calidad para producir materiales que contienen entre el 60 y el 90% de esta sustancia reciclada".

Añaden también que el proceso productivo propuesto por la investigación "es reproducible en un amplio rango de industrias transformadoras de caucho y en una gran variedad de aplicaciones".

Más seguridad

Las pruebas de seguridad realizadas con los nuevos bolardos han desvelado que los elementos fabricados por caucho sinterizado procedente de neumáticos usados son cuatro veces más seguros que los de acero utilizado tradicionalmente, sobre todo cuando el impacto se produce en la cabeza.

Los neumáticos fuera de uso (NFU) son un problema en España, donde se tratan cada año 314.000 toneladas pero donde todavía existen circuitos paralelos en los que no se garantiza un uso sostenible de este residuo, que acaba muchas veces depositado en vertederos clandestinos.