"¿Quién repone ahora la honorabilidad de Camps y Costa?", se preguntó la noche del miércoles, de forma inquisitiva y refiriéndose al PSOE, la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, tras conocerse la sentencia absolutoria del expresidente de la Generalitat y del exsecretario general del PPCV. "Camps ha dejado un ejemplo de sacrificio y entrega", enfatizó el coordinador popular de Justicia, Federico Trillo, quien resaltó que el fallo demuestra que no hay que perder la confianza en la Justicia. Los que se rasgan las vestiduras, sin embargo, no fueron en diferentes momentos los mejores aliados de los ahora absueltos, especialmente la número dos del PP, quien estuvo presionando desde la dirección nacional para, una vez finiquitó a Costa, apartar de la escena a Camps. En el caso de Trillo, en julio fue el enviado de Génova para lograr que los cuatro acusados inicialmente -además de Camps y Costa, Victor Campos y Rafael Betoret-aceptaran la culpabilidad, una operación que desembocó en la dimisión de Camps.

La más beligerante fue, sin duda, Cospedal. Sobre todo a raíz de que salieran a la luz conversaciones de Costa con los responsables de la trama Gürtel. Génova presionó a Camps lo indecible hasta lograr, la tarde del 9 de octubre de 2009, el sacrificio de su número dos. Una marcha que se concretaría el martes, 13, en una reunión de la dirección del PPCV en la que ésta anunció el "cese temporal" de Costa como secretario general y portavoz en las Corts, mientras Génova lo consideraba destituido. Previamente, por la mañana, Costa leyó un comunicado para dejar claro que siempre actuó siguiendo las directrices de Génova y Camps. La confusión sobre su situación llevó al día siguiente a Cospedal a salir a la palestra para dejar claro que Costa estaba "suspendido" y que veía "imposible" que recuperara sus cargos.

Pero además, aquel 14 de octubre cuestionó la "ejemplaridad pública" del exnúmero dos de Camps a la luz de unas conversaciones "chuscas, soeces, groseras" que "no soportan la mínima revisión de un mínimo código de comportamiento ético, y quizás no sea punible penalmente, pero sí éticamente".

"Cuando una persona actúa como ha actuado hasta ahora Costa, es imposible que vuelva a ser restituido; no está imputado, pero ciertos comportamientos no son tolerables", aseveró. No sólo eso sino que el 29 de octubre, tras unas declaraciones en las que se arrogó el cargo de secretario general, fue suspendido de militancia. La sanción se concretó después: un año.

Respecto a Camps, el PPCV ha vivido en todo este tiempo en un "ay" respecto a los pronunciamientos de Cospedal sobre el futuro del exjefe del Consell y, llegado el momento, sobre si sería el candidato a los comicios de mayo de 2011. La número dos del PP ha alternado las declaraciones de apoyo y defensa de la "presunción de inocencia" con respaldos condicionados a las decisiones que tomaran los tribunales. El colmo fueron las largas continuas de Génova a la ratificación de Camps como candidato para el 22-M, hasta el extremo de que fue el PPCV quien el 14 de febrero proclamó la candidatura de Camps antes que Génova.

Por su parte, Trillo ha formado parte del equipo que ha participado en la estrategia judicial de Camps; eso sí, sin perder de vista los intereses de Génova y de Rajoy. Pero en julio, cuando se dictó la apertura de juicio oral, le tocó el papel de acudir a Valencia a convencer a los cuatro acusados de que se autoinculparan y pagaran la multa, evitando así a Rajoy un serio problema político. Camps estuvo a punto de avenirse pero al final entendió que, una vez declarado culpable, no podría retener el puesto. El trato que le brindaban era una sentencia de muerte política a plazos. Y prefirió no firmar para defender su inocencia. Costa, que en octubre de 2009 se sintió engañado por Camps, se esperó a éste y así tampoco (si llegó a planteárselo, como se asegura) firmó.

"La fiesta termina a las cuatro"

Otros responsables de Génova han presionado para apartar a los hoy absueltos. El caso más destacada es el del secretario nacional de Comunicación y diputado por Valencia, Esteban González Pons. El 9 de octubre de 2009 fue el representante de Génova para urgir en Valencia a Camps a que tomara medidas. Lo hizo público con una frase que trajo cola: "La fiesta [de la Comunitat Valenciana] se acaba a las cuatro. Es el momento de hacer algo o hacer algo". ¿La fiesta ha terminado?, se le preguntó ayer. Y contestó: "Hoy no es día de fiesta; es laborable".