La alta tasa del paro —más de 5,3 millones de desempleados en España y 641.300 en la C. Valenciana según la última oleada de la Encuesta de Población Activa (EPA)— lastra un mercado laboral interno donde los jóvenes recién licenciados encuentran escasas posibilidades de trabajo una vez finalizan sus estudios. En una coyuntura económica marcada por una crisis global donde la formación es casi una obligación, entrar en una empresa es un privilegio. Pocos lo consiguen.

Esta situación causa que cada vez sean más los valencianos que apuestan por desarrollar su carrera profesional fuera. Así lo atestiguan las conclusiones de un informe confeccionado por la consultora Adecco —basado en datos de Instituto Nacional de Estadística (INE)— , que sitúa en 68.138 los ciudadanos de la Comunitat que vivían lejos de su tierra a finales del 2011. Cifra muy superior a los 55.993 que se encontraban en la misma situación en 2008. Así, los datos avalan que 12.175 valencianos decidieron buscarse un futuro lejos de España.

«Fuga de cerebros»

La mayoría de los nuevos emigrantes laborales responde a un perfil medio de un joven de entre 25 y 35 años, sin cargas familiares y con una formación altamente cualificada. El retrato avala la dinámica bautizada como «fuga de cerebros»: los jóvenes más ambiciosos y preparados son los que antes abandonan el nido.

Por tipología de trabajos, los investigadores, el personal sanitario y los biólogos siguen teniendo una amplia presencia en el éxodo laboral español. Sin embargo, la recesión ha causado la llegada nuevos demandantes: ingenieros, arquitectos e informáticos también deciden salir ante la escasez de oportunidades en España. Por ello, apuestan preferentemente por Europa —más del 50% decidieron asentarse en el Viejo Continente—. Alemania, Reino Unido y los países escandinavos se convierten en la primera opción, sobretodo por los altos sueldos y la buena calidad de vida. Aunque también gana protagonismo Latinoamérica —Brasil, Chile, Argentina y México— y la emergente Europa del Este.

Tampoco se puede olvidar a un país vecino como Francia. Eso es lo que hizo la arquitecta Marta Alaminos, de 26 años de edad y nacida en Xirivella. Tras acabar la carrera en 2009, decidió emprender la aventura y optó por una beca Leonardo en un estudio galo. Tras finalizar el periodo de la asignación hace dos semanas, ha decidido quedarse y buscar trabajo. Marta comentó que «soy consciente de lo mal que está todo en España, pero aunque me he quedado sin trabajo voy a aprovechar que ya tengo alojamiento para buscarme la vida aquí, donde veo más oportunidades». La arquitecta apuntó que «es una situación muy frustrante, te esfuerzas por estudiar durante muchos años y luego no tienes ninguna salida en tu propio país». Consultada sobre las posibles causas, Alaminos lo tiene claro: «un problema muy grave es lo alejados que están los estudios del mercado laboral. Por ejemplo, en la Escuela de Arquitectura de Valencia se siguen formando profesionales con una visión del arquitecto que no se corresponde con la situación real. Estamos estudiando para desempeñar un trabajo que jamás nos darán la oportunidad de realizar en el futuro». Por último, argumentó que «prefiero tomarme mi estancia en el extranjero como una oportunidad para enriquecerme personal y profesionalmente y disfrutar de nuevas experiencias; aunque mantengo la esperanza de poder regresar con un montón de nuevas ideas».