Finalizando el año nos encontramos en la revista Journal of Clinical Microbiology, como los hongos filamentosos Fusarium localizados en los lavamanos de los baños podrían ser una fuente de infección grave muy común. Además, este hongo resulta difícil de tratar por ser resistente a muchos antimicóticos, según los autores del estudio realizado en la Universidad de Pensilvania (EE UU). En el proyecto, que se inició tras un brote de queratitis fúngica (infección en la córnea) provocado por los Fusarium, entre los usuarios de lentillas poco cuidadosos, se analizaron 470 lavamanos localizados en más de 130 empresas, centros públicos o casas particulares. Los resultados demuestran la presencia de al menos seis cepas de estos hongos Fusarium en el 66% de los sumideros de los baños y en el 80% de los edificios que analizaron. Para esta clase de hongos es muy fácil sobrevivir en el agua y en el suelo alimentándose de materia orgánica microscópica en descomposición, por cierto que nos rodea.

Por lo tanto, ya tenemos una razón más, y son muchas, que nos obligan a lavarnos las manos con jabón y agua para prevenir la extensión de estos microrganismos por toda la vivienda o entre familiares y amigos. Pero, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Atlanta (EE UU), lavarse las manos solo previene la propagación de gérmenes si se hace adecuadamente. Y recomiendan el siguiente protocolo: (1) coloque sus manos bajo agua corriente limpia; (2) una vez mojadas, aplique el jabón y frótese las manos hasta conseguir espuma; (3) restriégueselas, una contra la otra, al menos durante 20 segundos, y por ambas caras, y también entre los dedos y uñas; y (4) enjuagar las manos con agua corriente y secarlas con una toalla limpia y seca o al aire.

Si no hay disponibilidad de agua y jabón en el momento oportuno, pueden utilizarse eficazmente los limpiadores de manos de base alcohólica que contengan en su fórmula al menos un 60% de alcohol.

Y, ¿cuándo hay que lavarse las manos?; en muchas ocasiones, como por ejemplo, al cocinar o comer, al atender a los enfermos, al manipular las lentillas, al ir al baño (para algunos un antes y un después), al toser, estornudar o sonarse la nariz, e incluso al usar el transporte público, también antes y después. Quizás el caso que mejor se conozca de propagación de enfermedades, por no lavarse las manos, sea el del resfriado común que sólo en los EE UU, según el National Institutes of Health, produce más de 42 millones de días de bajas laborables en colegios y empresas.

Tender la mano

Hace algún tiempo que la revista Journal of Human Evolution, publicaba un estudio del Institut Català de Paleontología (Barcelona) que señalaba en contra de la visión antropocéntrica de la evolución, que la mano humana era la que menos se había alejado de la forma que tenían sus antepasados cercanos, como chimpancés, gorilas y orangutanes. El estudio tomó como base de sus análisis la forma y el tamaño de las falanges de la mano del Pierolapithecus catalaunicus, para los amigos Pau (o quizás hoy lo llamarían Pep), que vivió hace 12 millones de años. El estudio de este pre-catalán, de mano corta y pulgar largo, lleva a los investigadores a la conclusión que el chimpancé y sus colegas no son especies que se quedaron en el camino de la evolución hacia humanos, sino que en determinados aspectos, como la mano, han evolucionado tanto o más respecto al Pau como nosotros mismos, y por lo tanto, estos animales siguieron su propio camino. Pep sí.

Fuera como fuese la evolución de la mano humana, «tender la mano», y tenemos afortunadamente dos unidades, puede ayudar a la gente deprimida a mejorar de su enfermedad. Así lo demuestran en varios estudios investigadores de la Universidad de California (EE UU) en revistas como Emotion y Journal of Alternative and Complementary Medicine. Actividades «positivas» y triviales, quizás para usted, como ayudar a transportar las bolsas de la compra o escribir una nota de agradecimiento, dicen los investigadores, sirven para mejorar la circunstancia depresiva, aunque sea por un intervalo corto, de aproximadamente diez minutos. La receta a expender en la farmacia de la vida sería: (a) sea amable con los demás, (b) exprese gratitud, (c) piense de forma optimista, y (d) medite sobre las cosas buenas de la vida, al menos tres veces al día. No se conocen contraindicaciones, además, dormirá mejor.

Así pues, hagan un pequeño esfuerzo para este complicado bisiesto 2012, el primero de esta década, y lávense las manos y tiendan una de ellas al prójimo deprimido, ambos tratamientos son eficaces y de bajo coste. Lo agradecerán.

La grabación magnética por calor

Un equipo internacional de científicos ha presentado una nueva y revolucionaria forma de grabación magnética que permitirá que la información se procese cientos de veces más rápido que con la tecnología actual de disco duro. Los investigadores han descubrieron que podían registrar información sólo con calor, lo que no sólo hará que los futuros dispositivos de grabación magnética sean más rápidos, sino que, también, hagan un uso más eficiente de la energía. El trabajo se publica en Nature Communications, y sus autores explican que «en lugar de utilizar un campo magnético para registrar información en un soporte magnético, se han aprovechado fuerzas internas mucho más potentes y se ha grabado la información utilizando calor». Este método revolucionario permite la grabación de terabytes.