Seguro que irse a Alemania como institutriz interna en una casa adinerada no era el sueño inicial de Silvia Guardiola, licenciada en Periodismo y Criminología. Pero ahora mismo, esta chica de Cofrentes de 26 años se considera una afortunada y puede ser la envidia de cientos de jóvenes en paro. Tras perder su trabajo de periodista en agosto y tener que volver a casa de sus padres, Silvia decidió que no iba quedarse de brazos cruzados. Se iría al extranjero a trabajar y aprender idiomas. ¿De qué? Buscó por internet ofertas de au pair, que es como en Europa se llama a trabajar de niñera en una casa ajena a cambio de alojamiento y manutención en el propio domicilio y una pequeña remuneración. Un trabajo que siempre ha sido para estudiantes ávidos de aprender idiomas, pero que está viviendo un auténtico boom entre las jóvenes españolas, ya licenciadas, desde que estalló la crisis.

Como Silvia. "Buscando en webs especializadas -relata-, encontré una familia alemana que buscaba a una chica española para conversar con sus hijos en español. Y el requisito esencial era que no tuviera ni idea de alemán, porque los niños, de 6 y 8 años, entienden bastante el español, pero no lo conversan". El currículum de Silvia se añadió a las casi cien solicitudes que había recibido la familia alemana. Pero ella fue la elegida y entonces empezaron las sorpresas.

Porque Silvia no será una au pair al uso. Ha tenido la suerte de caer en una casa especial. "El mío es un caso particular, porque me dan alojamiento y comida en su casa; me pagan un sueldo bastante alto; me ponen coche y gasolina; me costean una escuela de idiomas con tres días de alemán y dos de inglés a la semana; me pagan todos los vuelos que quiera a España; y, como ya tienen niñera y asistenta doméstica, sólo tengo que estar con los niños y hablarles en español desde que terminan las actividades extraescolares hasta que cenan. Y, además, la familia tiene una empresa multinacional con más de 400 trabajadores y con delegaciones en muchos países y ya me han dicho que, en el futuro, puedo irme a una de las delegaciones de su empresa a trabajar en el gabinete de prensa o en el departamento de marketing. En pocas palabras -concluye Silvia-, ¡que me han solucionado la vida!

A principios de febrero pasó la entrevista personal en Alemania (le pagaron el billete) y el 29 de febrero se marcha para empezar a "trabajar" con unos niños que son "encantadores", cuenta. El contrato es para seis meses como mínimo, pero podrá estar el tiempo que quiera, según le han dicho. "Es una oportunidad estupenda para aprender un idioma y conocer otra cultura, y estoy muy contenta", agrega Silvia.

De "explotada" a maestra

Como ella misma remarca, su caso es extraordinario. Mucho más real es lo que le ocurrió a Inma Rausell, de 23 años y natural de Ontinyent. Tras acabar la carrera de Magisterio Infantil y no encontrar trabajo, Inma cogió el avión rumbo a Gran Bretaña el 6 de noviembre de 2010. A través de una agencia, consiguió un trabajo de au pair en una casa de un pueblo a 40 minutos de Londres. La cosa no funcionó. "Allí sólo estuve dos meses porque me tenían súper explotada. ¡Parecía la cenicienta! Porque la madre, más que para cuidar a la niña de 12 años, me quería para limpiar la casa. Y además, un día que viajé a Londres y me robaron la cartera, ella no me ayudó en nada: ni a ir a la policía ni al consulado ni nada", cuenta.

Harta de esa casa, consiguió encontrar por internet a otra familia: un matrimonio español que llevaba doce años viviendo en Londres y que buscaban a una chica au pair que enseñara a sus hijos, de 5 y 12 años, a escribir en castellano mientras los cuidara. Inma aceptó y en ese hogar estuvo hasta el pasado julio. Ahora ha medrado: ha conseguido un trabajo de maestra en una guardería londinense, donde enseña a los niños canciones en español.

Sin embargo, ella reivindica el trabajo de niñera para empezar. "Es la forma más fácil de venir a Inglaterra. Tienes las mañanas libres para ir a clases de inglés en una academia, mientras que si trabajas en un hotel o de camarera estás todo el día ocupada. También practicas el inglés con la familia que te acoge".

Eso ha pensado Adela Márquez, una periodista de 22 años que a través de internet ya ha acordado con una familia de Salzburgo (Austria) irse a su casa a trabajar de au pair a partir del 5 de marzo. "Voy a ayudarles con los niños pequeños por las tardes, cuando vuelvan del colegio y de la guardería. Quieren que les hable en español y les cuente cuentos en castellano para que puedan aprender algo de nuestro idioma. Estaré de cuatro a ocho de la tarde con ellos cinco días a la semana. Y por las mañanas, iré a clases de inglés y alemán", cuenta. Adela estará diez meses y, aparte del alojamiento y la comida gratuita, se sacará 400 euros al mes.

Hasta una mujer de 65 años

Todas ellas, chicas con carrera universitaria, se marchan de niñeras al extranjero forzadas por el paro juvenil de España. Michael Cody, director de Planet Au Pair, una agencia de colocación de au pair radicada en Valencia, cuenta que el día anterior habían llamado siete chicas y cuatro chicos para conseguir un trabajo de au pair en países anglosajones. "Antes de la crisis -explica- colocaba a las chicas en menos de una semana. Ahora, en cambio, tengo a seis jóvenes en lista de espera para ir a Gran Bretaña. Desgraciadamente, hay muchas más personas que quieren irse a trabajar de au pair que familias que quieran acoger a una chica au pair".

También la edad y el perfil de las solicitantes ha aumentado, revela el empresario inglés. "Antes venían jóvenes estudiantes de entre 18 y 26 años. Ahora llegan muchas licenciadas de 30, 40 y hasta de 65 años ha venido alguna. No pueden encontrar trabajo en ningún sitio y, si se van de au pair, por lo menos duermen y comen gratis y se ganan de 80 a 120 euros por semana". Un mal menor para la generación ni-ni.