A usted, en 2007 lo designó Rafael Blasco asesor de asuntos parlamentarios adscrito al gabinete del conseller. ¿Ahí sintió ese tipo de presión que denuncia?

No, no, jamás, en absoluto. Allí se actuaba con el máximo rigor. Y al exconseller lo tengo por una persona muy trabajadora, muy entregada, con gran capacidad, muy serio y riguroso. Es un gran estratega y un político muy importante, aunque yo no soy de su partido ni de ninguno. Era una relación profesional.

¿Por qué, pues, lanza ahora esta advertencia general a los funcionarios de que delaten sin miedo a los políticos corruptos?

Me ha sorprendido mucho la reacción de la gente, porque no pido nada que no esté en la ley. El artículo 262 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal obliga a todo ciudadano que tenga conocimiento de un delito público a denunciarlo. Es una obligación que está en la ley. Y, además, el propio artículo hace una referencia expresa a los empleados públicos, porque les avisa de que serán sancionados si omiten la denuncia. No se trata de que la gente se dedique a delatar, sino de que cumpla la ley: estamos obligados a denunciar los hechos delictivos.

Pero ésa no es la actitud general de los funcionarios...

El colectivo de funcionarios es un grupo de personas trabajadoras que quieren desarrollar su trabajo de la forma más normal posible y sin sobresaltos. Tal vez el problema está en aquellos ámbitos de la función pública donde el funcionario y el político están muy cerca. Ahí se pueden producir problemas porque muchas veces, como hay categorías de libre designación, los funcionarios deben a un político su jefatura, el plus profesional y retributivo que tienen de más. En esta situación, al alto funcionario le cuesta más trabajo denunciar al político al que debe el cargo. Y ahí está el problema: la función pública debería ser más profesional y los puestos directivos, como ocurre en Francia, tendrían que ocuparlos funcionarios inamovibles, independientemente del partido político que esté en el gobierno.

¿Eso evita que se vicien las relaciones funcionario-político?

En efecto. Si tú tienes unos funcionarios profesionales que defienden la ley, se reducen mucho las posibilidades que tiene el político de hacer cosas extrañas. Por tanto, sería deseable que los altos funcionarios tuvieran más seguridad en su puesto de trabajo cuando tienen responsabilidades. Eso en la Comunitat Valenciana se ha hecho bastante mal. Aquí hay demasiados puestos de trabajo de funcionarios de libre designación que deberían ser ganados por concurso. En el ámbito estatal hay menos que en el autonómico. Y ahí está una de las claves de la corrupción: es necesario una función pública donde el funcionario sea menos dependiente del político. Ahora mismo, la posición del funcionario de la Generalitat es muy endeble. El político está demasiado cerca del funcionario.

La actitud más común del funcionario que ve a un político corrupto es la de ver, oír y callar.

Creo que ningún funcionario firma nada sabiendo que pueda ser un delito. En cambio, existen unos territorios donde hay una cierta discrecionalidad en la adjudicación de contratos y ahí puede haber algún tipo de presión política. Insisto: el funcionario debe estar mucho más protegido de lo que está. A mayor seguridad del funcionario en su trabajo, menos corrupción. De eso estoy convencido.

¿Puede haber imperado esta dinámica en la presunta trama corrupta del desvío de ayudas de Cooperación?

No conozco el tema, que está sub iúdice, pero creo que ahí no ha habido ninguna irregularidad.

Si todos los funcionarios que sospechan de presuntos delitos de corrupción acudieran mañana a la Fiscalía Anticorrupción, ¿colapsarían el edificio?

No, yo creo que hay pocos casos de corrupción en proporción a la gran cantidad de dinero, resoluciones, intereses y contratos que se mueven. Lo que pasa es que no debería haber ninguno. Eso está claro, y tendríamos que mejorar los estándares éticos en la Administración. Porque es complicada la cercanía con el poder. Y para evitar malas tentaciones, habría que fortalecer el papel del funcionario para que sea más independiente, puesto que hay entornos donde es más fácil que surjan los problemas...

¿A qué se refiere?

Por ejemplo, a las empresas públicas, donde hay más margen de maniobra y es más fácil la irregularidad o la discrecionalidad. Por ejemplo: el acceso a las empresas públicas no está tan claro como en la función pública normal. ¿Entran a dedo, porque conocen a fulano, porque son parientes o militan en el partido? Eso hay que mejorarlo. A los ciudadanos les gusta saber que los funcionarios son empleados protegidos y pueden hacer su trabajo sin que los políticos les intenten, si no corromper, sí condicionar para adoptar determinadas decisiones. La gente no sabe la precariedad en la que está el funcionario, que se halla muy sometido a la presión del político y eso alienta a la corrupción, la irregularidad. Cuanto más fuerte y permanente esté el funcionario, mejor para todos.

¿Por qué se ha atrevido a lanzar esta arenga a sus colegas?

Porque soy funcionario y me duele la opinión peyorativa e injusta que la sociedad tiene sobre los funcionarios. Y porque sé que no es fácil denunciar, pero hay momentos en que no hay más remedio que hacerlo.