La toma del edificio del rectorado de la Universitat de València ayer por parte de un grupo de estudiantes no registró ninguna resistencia oficial como tampoco la actitud de los jóvenes fue violenta. Asamblea, debates, actuación musical, cena y pernoctación en sacos han compuesto el programa de actividades para la jornada preparatoria a la huelga y manifestación de hoy convocadas hace semanas, antes de producirse las protestas con cortes de tráfico y cargas de las Fuerzas de Seguridad.

Los alumnos se encontraron con las puertas abiertas, sin policías en la calle —aunque vigilaba un helicóptero— y un refuerzo del servicio de limpieza en el rectorado de Blasco Ibañez. Como allí, otros grupos también acamparon en los vestíbulos de las facultades de Derecho, en el campus de Tarongers, y de Farmacia, en el de Burjassot, así como en el de Vera de la Politècnica. «Ocupamos el espacio de la universidad que consideramos nuestro para debatir propuestas y organizarnos» señaló Marc, alumno de Historia y Periodismo y portavoz en el encierro del rectorado. Según matizó, han informado al rectorado que «nos abre las puertas por motivos de seguridad».

El denominador de las protestas son los «recortes» en la enseñanza pública y la «defensa de una universidad de calidad» que «no esté colonizada por los sectores empresariales». Tras las manifestaciones de la semana pasada, se ha sumado la reivindicación de que «se depuren responsabilidades» por la actuación de los antidisturbios. La jornada de huelga, que puede no estar exenta de algún piquete, estará secundada tanto por alumnos de Valencia como de Alicante, en donde han acampado, y de otras 25 ciudades de España. Distintas organizaciones estudiantiles han hecho el llamamiento de acudir a las movilizaciones —no todos la apoyan—, respaldadas por profesores y sindicatos , que surgen de movimientos universitarios a los que se suman la Educación Secundaria y que puede convertir las Fallas en una fiestas reivindicativas.