Huevos Kinder, pechugas Villarroy, yogures Activia, tomates raf, golosinas, rollos de papel higiénico, servilletas, rosquilletas, ibuprofeno o raciones de paella. Varios altos cargos de la antigua Conselleria de Medio Ambiente, como la exsecretaria autonómica, María Ángeles Ureña, y la exdirectora general de Paisaje, Arancha Muñoz, cargaron a la conselleria tiques de gasto por este tipo de productos, una práctica que la consellera de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente, Isabel Bonig, consideró ayer en las Corts que corresponden a gastos «razonables» que entran en «lo normal» en todas las administraciones y que se ajustan a la normativa que regulan los gastos de caja fija.

Bonig, quien compareció a petición de EU para informar sobre las compras que realizaron en supermercados y otros establecimientos estos cargos, defendió que los productos adquiridos entran dentro del concepto de caja fija y su uso está regulado por esta normativa y está fiscalizado. Explicó que los responsables públicos atienden a muchas visitas y reciben a muchos colectivos, y «lo normal es que se ofrezcan un refresco, un café, caramelos, unas rosquilletas». De ahí las compras de productos alimenticios. En cuanto a las comidas, enfatizó que la adquisición dice «mucho sobre la capacidad de trabajo» de los altos cargos que, en lugar de irse a almorzar fuera, «aprovechan más el tiempo» comiendo en su despacho y además más barato, recalcó. La consellera resaltó que las cantidades de las que se habla son «ridículas».

La oposición denunció esta conducta «poco ejemplar» y aseguró que estos comportamientos «son los que desprestigian a los políticos». El diputado de EU Lluís Torró subrayó que esos gastos «demuestran que hay un control muy débil» en la conselleria y concluyó que no le extraña «que no haya dinero para nada». También resaltó que «no es tanto la cantidad de dinero, sino el control». El diputado de Compromís Juan Ponce advirtió de que «esto no deja de ser la punta del iceberg de un asunto de mayor tamaño» y preguntó «hasta qué punto se pagan gastos personales con la tarjeta de la conselleria».

El hotel de Cristina Serrano

«Le entiendo lo de las servilletas, los caramelos, los rollos de papel... pero ¿los huevos Kinder, las pechugas Villarroy?», interpeló a Bonig el socialista Francesc Signes, quien introdujo el caso de la exsubsecretaria Cristina Serrano. Esta pagó con la tarjeta de la conselleria, entre otros gastos, una noche en un hotel de cinco estrellas en Alicante del 1 al 2 de enero de 2010. «Esto va de la caradura de este caso a lo cutre de los otros», enfatizó Signes, para denunciar «el uso indebido del dinero público». Bonig eludió hablar de este asunto al no formar parte de la petición de comparecencia, aunque marcó distancias. «En algunas cosas puedo estar de acuerdo con usted porque hay ciertas cosas que llaman la atención», dijo.

«En la conselleria no hay tarjetas»

Pero sí quiso destacar que «en la conselleria no hay tarjetas». Sin embargo, cuando Signes le recordó las propias palabras de la exsubsecretaria de Medio Ambiente, acotó después: «Desde junio no hay tarjetas». Serrano «no fue alto cargo conmigo», deslizó también. La consellera se defendió con las prebendas de los diputados. «Los gastos son normales y están en todas las administraciones. ¿O es que ustedes no tienen menú especial? También podía pensar alguien de la calle por qué ustedes, que tienen un buen sueldo, no se pueden pagar [el menú]. ¿Por qué hay que pagar el ‘parking’ [a los diputados]? ¿Y por qué tienen tarjeta de autopista?», preguntó a los diputados. «Pues porque están desarrollando una labor; esto es lo mismo», remató.