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Eduardo Benetó calla mucho más que habla porque la vida le ha enseñado a interiorizar sus pensamientos. Es de Villanueva de Castellón y estuvo más de 70 años buscando a su padre, muerto durante la represión franquista tras la Guerra Civil. Consiguió encontrarlo recientemente en el cementerio de Cuenca, enterrado en una fosa común junto a otros 120 republicanos. Después de una vida sin referente paternal, dos días después de conocer la noticia, viajó junto a su familia a su encuentro. "Ja estic ací pare, ja t'he trobat", pronunció entre lágrimas, situando sus manos entre el montón de arena que cubría aquel lugar. También viajó Pepica Ferrús Garrido, su prima y con un padre muerto -que no llegó nunca ni a conocer- en aquel cementerio.

Eduardo ha protagonizado una búsqueda obstinada por conocer la verdad para no seguir viviendo en la ignominia. No buscó nunca levantar ampollas ni culpables. "Lo que he conseguido lo he hecho escribiendo a todo Cristo. He recorrido toda la escala social y más", explica. Instó al ayuntamiento, al defensor del pueblo, a la Asociación de Recuperación de la Memoria Histórica o al Gobierno. Intensificó su búsqueda con la muerte del dictador Franco; antes hubiese sido "peligroso".

La historia de los republicanos Eduardo Benetó y su primo hermano, Emilio Ferrús, acabó en Madrid, cuando fueron apresados por las nuevas fuerzas del orden franquista. Eduardo había sido durante la República comisario de las Juventudes Socialistas de su pueblo, lo que le obligó a no volver por su casa y refugiarse en la capital. Tras la detención, los familiares perdieron el rastro. Su mujer fue apresada por seis años por no desvelar la ubicación de su marido y por simpatía con la República. Seis años en los que el joven Eduardo la vio durante 54 horas.

Benetó esperó años la llegada de su padre e incluso pensó en más de una ocasión que un hombre que deambulaba por su pueblo pidiendo limosna podría ser su progenitor. Las dificultades fueron multiplicándose en la familia y el joven sólo pudo acudir a la escuela a partir de los 19 años por las noche. Se labró una excelente educación y, ahora, sus hijos, son un referente nacional en la música.

En su búsqueda de la verdad, llegó a acumular tres certificaciones diferentes de defunción de su padre, con razones divergentes.

Homenaje el 14 de abril

"Cuando supe que estaba en Cuenca vinculaba ese nombre a muerte. No podía escucharlo, me ponía malo", explica Eduardo. Las últimas gestiones las realizó Joan Ferrús, ex alto cargo de la Generalitat de Catalunya y primo de la familia. Fue él quien le llamó para comunicarle que habían detectado la tumba de su padre. "Me costó muchísimo atravesar la puerta del cementerio. Me temblaban las piernas", señala Benetó. El próximo 14 de abril habrá un homenaje en el mismo lugar donde descansan los republicanos ribereños.