«Las motos no son especialmente importantes en el mapa de ruido de Valencia». Así de tajante se muestra Elvira Brull, jefa de Servicio de Contaminación Acústica de la Concejalía de Sanidad del Ayuntamiento de Valencia. En el «cap i casal» los ciclomotores no pueden superar los 91 decibelios, según figura en la Ordenanza Municipal de Protección Contra la Contaminación Acústica aprobada el pasado año. Según Brull, además de las campañas de concienciación, la acción municipal pasa por las actuaciones de la Policía Local, que es la autoridad encargada de controlar las emisiones sonoras de los vehículos.

«Hacen campañas especiales, una en Fallas y otra en verano», explica Brull, que señala que cuando paran a una motocicleta los agentes «piden toda la documentación, incluida la ITV sonora». Se trata de una medida que se aplica en la Comunitat Valenciana, una de las pocas comunidades autónomas donde existe, según la jefa de servicio de Contaminación Acústica, y que consiste en comprobar el nivel de emisiones sonoras de un vehículo. «Teniendo en cuenta el clima, no es una ciudad con un parque de vehículos a dos ruedas tan importante», asegura Brull, que no culpabilizaría a las motos de la contaminación acústica de la ciudad. Según el Anuario Estadístico de la Ciudad de Valencia, el nivel medio de decibelios en el «cap i casal» es de 65. Además, según datos de la misma publicación, en la ciudad hay 56.790 motocicletas.

Once sanciones en 2011

La Policía Local ha denunciado, en 2012, a seis vehículos por circular con escape libre, algo prohibido. Estas denuncias se dan por cambios de silenciador no homologado porque lo lleven defectuoso. Si circulan con escape libre y no han pasado la ITV, se inmoviliza el vehículo.

En el año 2011 se cursaron 11 denuncias y se inmovilizaron dos motocicletas. El año anterior, se denunciaron a 34 vehículos y se inmovilizaron siete. Según la Policía Local, desde 2008, año en que se aplicó la normativa de pasar la ITV sonora, las denuncias se reducen dada la obligatoriedad de la misma.