Finalmente ocurrió, aunque fuera sólo por unas horas. Justo un año después, la plaza del Ayuntamiento de Valencia, bautizada por los indignados como "plaza del Quinze de maig", volvió a ser ocupada hasta la madrugada por los manifestantes que ayer conmemoraron el primer aniversario de este movimiento social que ha dado la vuelta al mundo, el 15-M. La mascletà de colores de la pirotécnica Reyes Martí tuvo que ser suspendida.

La polémica estaba sobre la mesa y el malestar entre los manifestantes era evidente desde que el ayuntamiento decidiera el pasado miércoles trasladar el tradicional castillo de fuegos artificiales en honor a la Mare de Déu, patrona de la ciudad, a la plaza del Ayuntamiento por unas obras en el cauce del Turia. Esto suponía que la emblemática plaza del movimiento estaría vallada cuando los indignados llegaran a al término del recorrido.

Alrededor de las ocho de la tarde, los miles de manifestantes que acudieron a la convocatoria (4.000 según la Policía Local, 8.000 según Interior) se fueron concentrando en la plaza. Allí, un grupo tiró abajo las vallas de tráfico colocadas para proteger el recinto donde se estaba montando el espectáculo pirotécnico. Sin que los agentes de policía que vigilaban la zona pudieran impedírselo, las estructuras de metal que sostenían los masclets y el resto de pólvora fueron cayendo en cadena, como piezas de dominó, mientras los indignados arrasaban con el entramado pirotécnico, obligando a suspender la improvisada mascletà nocturna. Mientras esto sucedía, los 'indignados' concentrados en la plaza aplaudían, levantaban sus manos al aire y coreaban consignas de victoria por haber recuperado la plaza.

"Esto es una provocación", gritaban los indignados en referencia a la decisión del ayuntamiento de instalar la mascletà en la simbólica plaza en la que terminaba el recorrido de la manifestación. El concejal de Seguridad Ciudadana, Miguel Domínguez, criticó que podía haber ocurrido "cualquier desgracia", como de hecho sucedió a un fotógrafo que intentó lanzar uno de los artefactos hiriéndose en la mano. En el otro lado, con lágrimas en los ojos, una de las trabajadoras de la pirotecnia Martí se dirigió a los cientos de manifestantes que en ese momento ya estaban invadiendo la zona de fuego: "¡Dejadnos trabajar, por favor!". Reyes Martí, que los últimos días había manifestado su simpatía por el movimiento y pedido respeto mútuo, lamentó lo sucedido: "yo también estoy trabajando". Esta mañana ha presentado una denuncia contra los manifestantes por hurto de parte del material y los desperfectos. La pirotécnica lamenta que "podríamos estar hablando de muertos".

Conato de acampada

La delegada de Gobierno, Paula Sánchez de León, había advertido que los 'indignados' debían abandonar la plaza a las diez de la noche y que en ningún caso se permitiría a los asistentes a la manifestación que acamparan como hace un año. Sin embargo, la policía decidió esperar a la madrugada para desalojar sin incidentes al centenar de manifestantes que quedaba para entonces en la plaza del Ayuntamiento.